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Evaluando la Huella de Carbono de los Sistemas HPC

Este artículo explora el impacto ambiental de los sistemas de computación de alto rendimiento.

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Los sistemas de computación de alto rendimiento (HPC) están volviéndose más importantes en muchos campos como la investigación y la ingeniería. Sin embargo, a medida que crece la demanda de estos sistemas, también lo hace su impacto en el medio ambiente, en particular su huella de carbono. Este artículo analiza la huella de carbono de los Sistemas HPC, enfocándose tanto en las etapas de producción como en las de operación. Entender las emisiones de carbono de estos sistemas puede ayudar a tomar decisiones más sostenibles.

La Necesidad Creciente de Sistemas HPC

En los últimos años, la cantidad de datos creados a nivel global ha aumentado enormemente. En 2010, los expertos estimaron que se generaron alrededor de 1.2 billones de gigabytes de nuevos datos. Para 2025, se espera que este número alcance aproximadamente 175 billones de gigabytes. Para manejar esta enorme cantidad de datos, se están construyendo y mejorando los sistemas HPC a toda velocidad.

Aunque los sistemas HPC ayudan a procesar datos y ejecutar simulaciones complejas, también consumen mucha energía, lo que lleva a una mayor huella de carbono. Por ejemplo, el superordenador Summit, construido en 2017, usa 13 megavatios (MW) de energía, y su sucesor, el superordenador Frontier, lanzado en 2021, requiere más del doble, con 29 MW.

Huella de Carbono de los Sistemas HPC

La huella de carbono de un sistema HPC no se trata solo del consumo de energía. La fuente de energía utilizada para alimentar estos sistemas juega un papel crucial en su impacto ambiental. Las Fuentes de energía renovable, como la hidroeléctrica y la solar, tienen menores emisiones en comparación con las fuentes tradicionales como el carbón. Además, se libera una cantidad significativa de carbono durante la fabricación y el empaquetado de los componentes de HPC antes de que incluso comiencen a operar.

Si no se toma ninguna medida, los sistemas HPC y los centros de datos podrían ser responsables de hasta el 8% de las emisiones globales para 2030. Como resultado, muchas empresas tecnológicas se están enfocando en reducir las emisiones de carbono en sus operaciones y crear sistemas más amigables con el medio ambiente.

Medir la Huella de Carbono

Un desafío clave es cómo medir con precisión la huella de carbono de un sistema HPC a lo largo de toda su vida. Esto incluye rastrear las emisiones desde la fase de producción hasta el final de la vida útil del sistema. El objetivo es crear un modelo que calcule la huella de carbono total, considerando varios factores como la fabricación de hardware y el uso operativo.

Para propósitos de sostenibilidad, debemos enfocarnos tanto en la Huella de Carbono Incorporada (las emisiones vinculadas a la producción de hardware) como en la Huella de carbono operativa (las emisiones que ocurren durante el uso diario del sistema).

Huella de Carbono Incorporada

La huella de carbono incorporada se genera cuando se construye un sistema. Esto incluye las emisiones de fabricación, transporte y eliminación de los materiales y equipos. Para entender cuánto carbono está involucrado en la fabricación de componentes HPC, nos enfocamos en modelar la fase de producción.

Carbono de Fabricación vs. Empaque

El carbono incorporado se puede dividir en dos partes: fabricación y empaque. El carbono de fabricación proviene de la creación de componentes electrónicos como procesadores y unidades de memoria. El carbono de empaque está asociado con el ensamblaje de estos componentes en dispositivos funcionales.

Al calcular la huella de carbono de componentes específicos en un sistema HPC, como CPUs y GPUs, se tienen en cuenta varios factores. Estos incluyen el tamaño del componente, las emisiones de los materiales utilizados y cuán eficiente es el proceso de fabricación.

Componentes en Estudio

En nuestro análisis, revisamos una variedad de componentes de hardware como GPUs, CPUs y dispositivos de almacenamiento. Descubrimos que, aunque las GPUs tienden a tener un carbono incorporado total más alto que las CPUs, cuando se normalizan por rendimiento, las CPUs pueden tener un carbono incorporado más alto por unidad de rendimiento.

Esto resalta la necesidad de entender mejor la contribución de cada componente a la huella de carbono total y cómo se optimizan para el rendimiento.

Huella de Carbono Operativa

La huella de carbono operativa se relaciona con cómo se utiliza el sistema día a día. Esto incluye las emisiones de la electricidad que alimenta el sistema y los sistemas de refrigeración que mantienen el hardware funcionando de manera segura.

Para calcular la huella de carbono operativa, necesitamos considerar la intensidad de carbono de la fuente de energía. Esto varía según la región y puede afectar significativamente las emisiones totales. Por ejemplo, las regiones que dependen de fuentes renovables tienden a tener una menor intensidad de carbono en comparación con las que dependen de combustibles fósiles.

Variaciones entre Regiones

Diferentes regiones geográficas tienen promedios diferentes para la intensidad de carbono, lo que afecta directamente la huella de carbono operativa de los sistemas HPC. En áreas donde la energía proviene de fuentes más limpias, las emisiones serán más bajas en comparación con las áreas que utilizan combustibles fósiles. Esto refuerza la importancia de considerar factores geográficos al evaluar la huella de carbono de los sistemas HPC.

Combinando Huellas de Carbono Incorporada y Operativa

Mirar tanto la huella de carbono incorporada como la operativa proporciona una imagen más completa del impacto ambiental de un sistema HPC. Al considerar mejoras en el hardware, es crucial entender los compromisos entre las emisiones inmediatas de la fabricación de nuevas piezas y los ahorros de energía a largo plazo de usar tecnología más eficiente.

Compromisos en Mejoras

Actualizar a hardware más nuevo a menudo resulta en una mayor huella de carbono inicial debido al carbono incorporado. Sin embargo, si los nuevos sistemas operan de manera más eficiente, pueden reducir las emisiones operativas con el tiempo, lo que lleva a emisiones de carbono totales más bajas.

Investigaciones han mostrado que el tiempo que se tarda en "pagar" las emisiones de una mejora depende en gran medida de la intensidad de carbono de la fuente de energía en la región donde opera el sistema HPC. En áreas con alta intensidad de carbono, las mejoras pueden proporcionar ahorros más rápidamente que en regiones con fuentes de energía más limpias.

El Impacto de la Carga de Trabajo y el Patrón de Uso

Los patrones de uso también juegan un papel significativo en la determinación de la huella de carbono de los sistemas HPC. No todos los sistemas son utilizados a plena capacidad todo el tiempo. Al examinar diferentes tipos de carga de trabajo y tasas de uso, podemos evaluar cómo estos factores influyen en las emisiones de carbono.

Entendiendo la Utilización de GPU

Por ejemplo, si un centro HPC tiene una baja tasa de utilización de GPU, puede ser más beneficioso extender la vida del hardware existente en lugar de actualizar con frecuencia. Por el contrario, si la utilización es alta, la actualización podría resultar en importantes ahorros de carbono operativos.

Conclusión

El crecimiento de los sistemas HPC trae no solo avances en potencia de computación, sino también desafíos relacionados con su impacto ambiental. Al enfocarnos en la huella de carbono a lo largo de la vida de un sistema - desde la producción hasta la operación - los profesionales pueden tomar decisiones informadas que beneficien tanto el rendimiento de los sistemas HPC como el medio ambiente.

Llamado a la Acción

Es crucial que las instalaciones HPC participen en discusiones transparentes sobre sus emisiones de carbono y trabajen junto a los proveedores para entender mejor el carbono incorporado de sus componentes. A medida que aumenta la conciencia sobre la sostenibilidad, también crece la necesidad de un enfoque colectivo para minimizar la huella de carbono de los sistemas HPC mientras se satisfacen las demandas de la computación moderna. El futuro de HPC debería ser uno donde el alto rendimiento y la sostenibilidad ambiental vayan de la mano.

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