Desafiando la Salud Mental Después de Pequeños Accidentes Cerebrales
Un estudio muestra los efectos a largo plazo de los pequeños accidentes cerebrovasculares en la salud mental y la cognición.
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Tabla de contenidos
Un accidente cerebrovascular menor, o ACV, generalmente involucra síntomas leves al principio. Como estos síntomas no son graves, los pacientes con ACV a menudo quedan fuera de estudios importantes sobre tratamientos que usan métodos de restauración del flujo sanguíneo. Sin embargo, aunque los efectos inmediatos parezcan pequeños, los pacientes pueden enfrentar problemas a largo plazo después del accidente. Estos problemas pueden interrumpir la vida diaria y contribuir a discapacidades duraderas, especialmente problemas de salud mental.
Un problema común después de un accidente es la Depresión. Los estudios muestran que alrededor del 30% de los pacientes con ACV pueden desarrollar depresión en el primer año. La Apatía, una falta de interés o motivación, también parece ser común en estos pacientes, pero no se ha estudiado tanto. El porcentaje de pacientes con ACV que experimentan apatía varía, del 19% al 50%, dependiendo de cómo y cuándo los investigadores la busquen.
Al mirar de cerca los problemas que enfrentan los pacientes con ACV, podemos mejorar la forma en que manejamos su atención durante el accidente y después. Por ejemplo, los estudios muestran que muchos pacientes sufren de problemas Cognitivos, con tasas entre el 35.2% y el 87%. Estos problemas suelen estar relacionados con un riesgo de demencia. Los investigadores han encontrado que las exploraciones cerebrales, como la resonancia magnética (RM), ayudan a identificar los accidentes, pero ofrecen información limitada sobre los efectos en la salud mental o las habilidades de pensamiento después de un ACV.
En los últimos años, algunos científicos han comenzado a buscar nuevas pruebas de sangre que podrían predecir problemas de salud mental y cognitivos después de un accidente cerebrovascular menor. La mayoría de la investigación actual se centra en pacientes con accidentes más graves, dejando un vacío en el conocimiento sobre los pacientes con ACV.
Objetivos del Estudio
Nuestro objetivo era crear un grupo de pacientes con ACV para examinar su salud mental, habilidades de pensamiento, imágenes cerebrales y marcadores sanguíneos relacionados con cambios emocionales y cognitivos tras su accidente.
Participantes y Diseño del Estudio
El estudio involucró a un grupo de pacientes con ACV seleccionados entre enero de 2018 y marzo de 2020 en un hospital en España. Se obtuvo aprobación ética, y se adquirió el consentimiento por escrito de todos los participantes.
Definimos ACV como tener un accidente con un puntaje bajo en una herramienta de evaluación común y confirmando una nueva lesión cerebral usando RM. Incluimos adultos de 18 a 85 años que podían funcionar de manera independiente hasta cierto punto. No se incluyó a personas con problemas cognitivos preexistentes, problemas de lenguaje serios, discapacidades sensoriales significativas u otros problemas de salud graves. Cada participante fue evaluado por un neurólogo senior.
Al inicio (3 a 5 días después del accidente), recopilamos información clínica y demográfica y preguntamos a los pacientes sobre su estado de ánimo y habilidades cognitivas. Usamos pruebas estandarizadas para medir depresión, apatía y habilidades de pensamiento.
Pruebas Realizadas
Evaluamos la depresión usando una escala de calificación específica, donde un puntaje superior a 7 indicaba posible depresión. La apatía se midió usando una guía clínica, y la capacidad cognitiva se verificó con otra prueba bien establecida. Los pacientes que mostraron problemas de pensamiento pasaron por pruebas cognitivas adicionales. Las evaluaciones de seguimiento ocurrieron a los 15 días, 6 meses y un año después del accidente.
Se tomaron muestras de sangre para un análisis adicional, enfocándose en perfiles bioquímicos e información genética.
Hallazgos sobre Depresión y Apatía
Inicialmente, encontramos que alrededor del 17% de los pacientes mostraron signos de depresión o apatía. Aquellos que mostraron ambos problemas tuvieron puntuaciones más altas en la escala de calificación de depresión. Durante el seguimiento de un año, tanto la depresión como la apatía mostraron signos de mejora en muchos individuos.
Aunque los resultados indicaron cambios positivos con el tiempo, algunos pacientes aún enfrentaron desafíos significativos. Al final del año, casi la mitad de los pacientes tenían alguna forma de dificultades emocionales o cognitivas, siendo la depresión el problema más común.
Hallazgos sobre el Declive Cognitivo
Al comienzo del estudio, el 9.3% de los participantes tenía alteraciones cognitivas claras. Al final del año, las puntuaciones cognitivas mejoraron para los pacientes que demostraron tanto problemas emocionales como cognitivos al inicio. La atención y la velocidad de procesamiento fueron las áreas más afectadas inicialmente.
Aunque la función cognitiva general aumentó en muchos pacientes, algunos lucharon con problemas persistentes. Las evaluaciones continuas mostraron que aproximadamente un tercio de los pacientes que no tenían problemas al inicio experimentaron nuevas dificultades para el primer año.
Imágenes Cerebrales y Alteraciones
También analizamos las exploraciones cerebrales en busca de signos de daño. Los pacientes con problemas cognitivos después de su accidente menor tenían áreas de daño cerebral más grandes, particularmente en un territorio específico de una arteria. Muchos mostraron signos de cambios en el cerebro que podrían llevar a complicaciones adicionales.
Este daño a menudo se alineó con pacientes que experimentaron declive cognitivo, indicando un vínculo entre los resultados de la imagen y los resultados de salud mental. La imagen apoyó la idea de que la ubicación del daño en el cerebro podría relacionarse con la gravedad de los problemas cognitivos.
Marcadores Sanguíneos para Problemas Emocionales y Cognitivos
Usando pruebas de sangre, identificamos algunos marcadores metabólicos y lipídicos específicos que podrían indicar problemas emocionales o cognitivos después de un accidente cerebrovascular menor. Ciertos metabolitos mostraron diferentes niveles en pacientes sin problemas en comparación con aquellos con alteraciones emocionales o cognitivas.
Por ejemplo, algunas sustancias se encontraron en niveles más altos en pacientes con problemas cognitivos. En contraste, ciertos compuestos estaban más bajos en los que tenían problemas emocionales. Estos marcadores podrían ayudar potencialmente a predecir problemas después de un accidente menor.
Predictores de Alteraciones
Se identificaron varios factores que podrían predecir qué pacientes están en riesgo de desarrollar problemas emocionales o cognitivos después de un accidente menor. Para los cambios emocionales, ser mujer y tener un historial previo de depresión o ansiedad fueron indicadores fuertes.
Para problemas cognitivos, la edad avanzada y patrones específicos en las pruebas de sangre se convirtieron en marcadores predictivos. La presencia de daño en áreas específicas del cerebro también jugó un papel en predecir problemas cognitivos después del accidente.
Conclusión
Aunque los pacientes con ACV comienzan con síntomas leves, un número significativo desarrolla desafíos emocionales y cognitivos continuos. El estudio destaca la necesidad de prestar atención a la salud mental y la función cognitiva en este grupo. De los pacientes estudiados, solo un pequeño porcentaje recibió tratamiento agresivo durante su fase aguda.
Los hallazgos apoyan la idea de que los problemas emocionales y cognitivos son significativos después de un accidente menor y sugieren la necesidad de una gestión dirigida para los pacientes en riesgo. Monitorear la salud emocional y cognitiva puede llevar a mejores resultados y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Los esfuerzos futuros deben centrarse en entender cómo manejar y tratar efectivamente estos problemas en pacientes con accidentes menores, considerando sus desafíos y experiencias únicas.
Título: Predictors of Affective and Cognitive Alterations in Minor Stroke Patients: clinical, omics and radiological signatures
Resumen: Background. Despite the mild severity of initial symptoms, minor stroke (MS) is a common clinical condition that can be associated with significant affective and cognitive alterations. Methods. The PSICOICTUS project aimed to investigate the predictors of these alterations in a cohort of 118 consecutive MS patient. This observational, longitudinal, and prospective study included comprehensive evaluation at baseline (within the first five days of symptom onset) and follow-ups at 15 days, 6 months, and 12 months. A screening battery consisting of the Montreal Cognitive Assessment (MoCA), Montgomery-[A]sberg Depression Rating Scale (MADRS), and Apathy Evaluation Scale-Clinician version (AES-c) was used to identify patients with affective and/or cognitive alterations. Results. Cognitive alterations were further assessed using a comprehensive neuropsychological battery. Screening tests revelated that 17.0% of patients had affective alterations, 9.3% had cognitive alterations, and 14.4% presented with both affective and cognitive alterations. Among patients with cognitive alterations, executive functions, attention and processing speed were found to be the most affected domains. The study also concluded a biomarker discovery analysis involving MRI-based neuroimaging and untargeted metabolomics/lipidomics analysis. Several predictors of affective and cognitive alterations were identified. A history of previous depressions, lower levels of Isoleucyl-Isoleucine, and PC (38:4) were associated with affective alterations. On the other hand, age above 70, the presence of a middle cerebral artery ischemic lesion, higher creatinine levels, lower triglyceride levels, and higher concentrations of 2-hydroxyhexadecanoylcarnitine were predictive of cognitive alterations. Female sex, previous history of depressive syndrome, and a higher number of chronic strokes were identified as predictors for both affective and cognitive alterations. Conclusions. These findings highlight the importance of considering affective and cognitive alterations in the management of patients with MS. The identification of specific predictors would improve the development of a differential management approach tailored to the needs of MS patients.
Autores: Francisco Purroy, C. Pereira, G. Mauri-Capdevila, D. Vazquez-Justes, R. Mijana, G. Pinol-Ripoll, G. Arque
Última actualización: 2023-08-08 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.08.03.23293629
Fuente PDF: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.08.03.23293629.full.pdf
Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
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