Sueño y Long COVID: Un vínculo crítico
Un estudio revela que los problemas de sueño pueden empeorar los síntomas del COVID prolongado.
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Tabla de contenidos
Desde el brote de COVID-19, se han reportado alrededor de 750 millones de casos en todo el mundo. La mayoría de las personas que contraen el virus experimentan síntomas leves y se recuperan rápido. Sin embargo, estudios muestran que alrededor del 43-45% de quienes sobreviven al COVID-19 reportan problemas de salud persistentes que pueden durar meses o incluso más. Esta condición se llama a menudo "COVID prolongado", y abarca más de doscientos problemas de salud diferentes.
Los síntomas comunes del COVID prolongado incluyen fatiga, dolores corporales, fiebre, y la pérdida del gusto o el olfato. Algunas personas también pueden enfrentar problemas relacionados con los pulmones, como tos y dificultad para respirar. Los síntomas neurológicos pueden incluir dolores de cabeza, problemas de concentración y pérdida de memoria. Además, muchas personas experimentan problemas de salud mental como depresión, ansiedad y trastornos del sueño. El COVID prolongado puede impactar significativamente la vida diaria, dificultando que los sobrevivientes vuelvan a sus rutinas normales.
Identificar qué causa estos síntomas a largo plazo es importante para los profesionales médicos y los sistemas de salud pública. Sin embargo, dado que el COVID prolongado afecta varios sistemas en el cuerpo y se presenta de manera diferente en cada persona, entender sus causas es complicado. La investigación sugiere que la inflamación crónica y los problemas con el sistema inmunológico pueden contribuir a estos síntomas a largo plazo.
El papel del sueño
El sueño es crucial para mantener una buena salud y un sistema inmunológico fuerte. La mala Calidad del Sueño y no dormir lo suficiente pueden hacer que las personas tengan más probabilidades de enfermarse por infecciones, incluidos los virus. Hay evidencia creciente de que las alteraciones del sueño y el sueño insuficiente pueden llevar a un mayor riesgo de enfermedades inflamatorias. Esta conexión surge porque la falta de sueño puede aumentar la producción de sustancias inflamatorias en el cuerpo.
Con base en esta información, es posible que los problemas de sueño experimentados antes de la infección podrían aumentar las posibilidades de desarrollar síntomas a largo plazo después de tener COVID-19. Sin embargo, hasta ahora, no se han realizado estudios a gran escala que hayan investigado específicamente esta relación.
Visión general del estudio
En este estudio, los investigadores utilizaron datos de sueño recopilados de una encuesta nacional realizada en Italia durante el primer confinamiento en abril de 2020. Buscaban ver si los problemas de sueño reportados antes de contraer COVID-19 podían predecir síntomas a largo plazo en individuos que dieron positivo por el virus en los dos años siguientes.
Los investigadores se centraron en un grupo de personas que reportaron problemas con la calidad y duración del sueño, así como la gravedad del insomnio. Querían determinar si estos factores del sueño estaban relacionados con la aparición de varios síntomas a largo plazo un mes y tres meses después del diagnóstico de COVID-19. También consideraron otros factores de riesgo conocidos como la edad, el género, el índice de masa corporal (IMC) y la gravedad de la infección por COVID-19.
Participantes y metodología
La investigación involucró a casi 14,000 participantes encuestados durante el primer confinamiento. En diciembre de 2020, más de 2,000 de estos individuos fueron contactados para recopilar datos adicionales. En abril de 2022, aproximadamente 2,800 participantes fueron invitados nuevamente para una evaluación adicional, y más de 1,000 participaron en las tres encuestas.
Durante estas encuestas, los participantes respondieron preguntas sobre la calidad de su sueño, duración del sueño y gravedad del insomnio utilizando cuestionarios validados. También proporcionaron información sobre su demografía, infección por COVID-19 y síntomas experimentados durante y después de su enfermedad.
Específicamente, los participantes reportaron cuándo dieron positivo por COVID-19, la gravedad de su enfermedad, el tiempo que les tomó recuperarse y cualquier síntoma a largo plazo que experimentaron. Estos síntomas se basaron en pautas que incluyen problemas como cansancio extremo, debilidad muscular, dificultad para respirar, cambios de humor, dolores de cabeza y problemas de memoria.
El estudio incluyó un total de 973 participantes que reportaron estar infectados con el virus y proporcionaron la información necesaria para el análisis. Luego, los investigadores vieron cómo la calidad del sueño, la gravedad del insomnio y la duración del sueño estaban vinculadas al número de síntomas a largo plazo reportados uno y tres meses después de la infección.
Análisis estadístico
Para analizar los datos, los investigadores realizaron varias pruebas estadísticas para evaluar la relación entre las variables de sueño y los síntomas a largo plazo. Consideraron factores demográficos para asegurarse de que sus hallazgos fueran robustos. Dada la naturaleza de los datos, eligieron métodos estadísticos específicos adecuados para datos de conteo y modelos con exceso de ceros para manejar los ceros adicionales en los datos de síntomas.
Los investigadores también examinaron si los patrones eran consistentes a través de diferentes subconjuntos de participantes y verificaron sus resultados contra varios factores que podrían influir en el resultado. Esto ayudó a confirmar la fiabilidad de sus hallazgos.
Hallazgos sobre síntomas a largo plazo
Los resultados mostraron que una menor calidad del sueño, síntomas de insomnio más severos y una menor duración del sueño estaban asociados con un mayor número de síntomas a largo plazo reportados uno y tres meses después del COVID-19. Por ejemplo, un pequeño aumento en los problemas de sueño llevó a un aumento notable en los síntomas reportados.
Además, el estudio indicó que los problemas con la calidad del sueño, la gravedad del insomnio y la reducción del tiempo de sueño aumentaron las posibilidades de experimentar muchos síntomas diferentes a largo plazo. Esto fue cierto independientemente de otros factores como la edad, el género y el peso.
Síntomas específicos vinculados a problemas de sueño
Cuando los investigadores analizaron cada síntoma específico a largo plazo, encontraron que puntajes más altos en las evaluaciones de calidad del sueño generalmente aumentaban las probabilidades de experimentar diversos síntomas después del COVID-19. Los síntomas severos de insomnio y una menor duración del sueño también estaban relacionados con una mayor probabilidad de muchos síntomas.
Sin embargo, un síntoma-la pérdida del olfato o del gusto-no pareció correlacionarse con problemas de sueño. Esto sugiere que algunos síntomas pueden surgir de mecanismos diferentes que no están relacionados con la calidad del sueño.
Tiempo de recuperación después del COVID-19
Los hallazgos también revelaron que las personas con mala calidad del sueño y un insomnio severo reportaron tardar más en recuperar sus niveles de funcionamiento diarios previos a la infección. Específicamente, aquellos con peor sueño mostraron mayor probabilidad de tardar más de cuatro semanas o doce semanas en recuperarse completamente después del COVID-19.
Los investigadores confirmaron que estos resultados se mantuvieron consistentes incluso después de considerar otros factores, como la gravedad de la infección por COVID-19.
Implicaciones y conclusiones
Este estudio llamó la atención sobre el posible impacto de los problemas de sueño en la salud a largo plazo de los sobrevivientes del COVID-19. Dada la alta prevalencia de problemas de sueño en la sociedad, especialmente durante la pandemia, los hallazgos enfatizan la importancia de una buena salud del sueño como medida preventiva contra los síntomas persistentes del COVID-19.
Aumentar la conciencia sobre la importancia de mantener hábitos de sueño saludables podría ayudar no solo a las personas, sino también al sistema de salud al potencialmente reducir los problemas de salud a largo plazo relacionados con el COVID-19. Se requiere más investigación futura para explorar cómo las intervenciones destinadas a mejorar el sueño pueden mitigar los efectos del COVID prolongado.
Direcciones futuras
Los hallazgos de este estudio subrayan la necesidad de investigaciones más completas sobre la relación entre el sueño y los resultados del COVID-19. Esto incluye evaluar cómo el sueño influye en la inmunidad y la respuesta del cuerpo a las infecciones.
Además, futuros estudios también deberían considerar utilizar medidas objetivas de sueño, como dispositivos de monitoreo del sueño, para asegurar la precisión en las evaluaciones. Entender la conexión entre sueño y problemas de salud a largo plazo después del COVID-19 puede, en última instancia, mejorar la atención y el apoyo para quienes se ven afectados.
Título: Poor sleep quality, insomnia, and short sleep duration before infection predict long-term symptoms after COVID-19
Resumen: Study objectivesMillions of COVID-19 survivors experience a wide range of long-term symptoms after acute infection, giving rise to serious public health concerns. To date, few risk factors for post-COVID-19 conditions have been determined. This study evaluated the role of pre-infection sleep quality/duration and insomnia severity in the incidence of long-term symptoms after COVID-19. MethodsThis prospective study involved two assessments (April 2020 and 2022). At baseline, sleep quality/duration and insomnia symptoms in participants without current/prior SARS-CoV-2 infection were measured using the Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI) and the Insomnia Severity Index (ISI). At follow-up, we evaluated the presence of twenty-one symptoms (psychiatric, neurological, cognitive, bodily, and respiratory) one month (n=713, infection in April 2020-February 2022) and three months after COVID-19 (n=333, infection in April 2020-December 2021). Zero-inflated negative binomial models were used to estimate the effect of previous sleep on the number of long-term symptoms. Binomial logistic regressions were performed to evaluate the association between sleep outcomes and the incidence of each post-COVID-19 symptom. ResultsAnalyses highlighted a significant effect of pre-infection sleep on the number of symptoms one/three months after COVID-19. Previous higher PSQI and ISI scores, and shorter sleep duration significantly increased the risk of almost every long-term symptom at one/three months from COVID-19. ConclusionThis study suggested a prospective dose-dependent association between pre-infection sleep quality/quantity and insomnia severity with the manifestation of post-COVID-19 symptoms. Promoting sleep health may represent an effective preventive approach to mitigate the COVID-19 sequelae, with substantial public health and societal implications. Statement of significanceDetermining potential risk factors of long COVID is crucial to driving preventive interventions amongst vulnerable populations. The present study is the first to provide insights into the role of pre-infection sleep disturbances in the occurrence of post-COVID-19 conditions. We demonstrated a strong association between previous sleep quality/duration and insomnia severity with the incidence of a broad spectrum of long-term symptoms one and three months after COVID-19. These results may have large-scale implications, considering the alarming rates of both sleep disturbances and post-COVID-19 manifestations worldwide. Further research is warranted to determine the biobehavioral mechanisms involved. Future studies should also evaluate whether treating sleep problems may improve the subsequent long-term consequences of COVID-19.
Autores: Michele Ferrara, F. Salfi, G. Amicucci, D. Corigliano, L. Viselli, D. Tempesta, A. D'Atri
Última actualización: 2023-02-21 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.02.13.23285859
Fuente PDF: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.02.13.23285859.full.pdf
Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
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