Entendiendo el Aumento de la Obesidad: Una Perspectiva Genética
Explorando cómo los factores genéticos y el entorno afectan el aumento de las tasas de obesidad.
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Tabla de contenidos
La Obesidad es un problema serio que afecta a mucha gente en todo el mundo. Contribuye a problemas de salud y puede llevar a una muerte temprana. Se estima que el costo financiero de lidiar con la obesidad y el sobrepeso supera los 2 billones de dólares cada año. En Inglaterra, más de uno de cada cuatro adultos y uno de cada cinco niños de 11 años son considerados obesos. Esta tendencia genera preocupaciones sobre la salud pública futura porque las generaciones actuales pueden experimentar la obesidad durante más tiempo debido a los patrones de peso corporal.
Aumento de las tasas de obesidad
Las tasas de obesidad han aumentado drásticamente en los países desarrollados en las últimas décadas. Este aumento ha variado de un país a otro. En Inglaterra, las tasas de obesidad en niños y adultos se han triplicado desde mediados de los años 70. La rapidez de este aumento sugiere que nuestro entorno juega un papel crucial en la influencia del peso corporal, más que los cambios Genéticos.
Estar sobrepeso a menudo viene de consumir más energía (calorías) de la que el cuerpo utiliza. Muchos cambios en la sociedad han ocurrido junto a esta epidemia de obesidad, lo que puede haber afectado negativamente cómo se equilibra la energía. Aunque se debate sobre el impacto exacto de los cambios en el consumo de alimentos y niveles de actividad, varios factores han facilitado que la gente gane peso. Por ejemplo, las máquinas que reducen la necesidad de trabajo físico en casa y el trabajo, las actividades sedentarias como ver televisión y jugar videojuegos, y la disminución de trabajos que requieren esfuerzo físico han contribuido a menos actividad.
Además, la Comida, especialmente la alta en azúcar y grasa, se ha vuelto más asequible. Ahora, la gente gasta una mayor parte de su presupuesto de alimentos en productos procesados, y los restaurantes de comida rápida han crecido en número.
Diferentes patrones de obesidad
Aunque las tasas de obesidad están subiendo, no todos se ven afectados de la misma manera. La distribución del peso corporal se ha vuelto más variada. Los niveles de personas con bajo peso no han cambiado mucho, pero el índice de masa corporal (IMC) promedio no ha aumentado tanto como lo sugerirían las tasas de obesidad. Esto indica que algunas personas son más vulnerables a volverse obesas debido a diferencias que podrían ser genéticas. La investigación muestra que la genética puede desempeñar un papel significativo en la determinación del peso corporal, con estudios de gemelos sugiriendo que los factores hereditarios pueden explicar alrededor del 47-90% de las variaciones en el IMC.
Ciertos rasgos genéticos, como los vinculados con el gen FTO, han sido identificados como aumentadores del riesgo de obesidad. Estos rasgos genéticos pueden contribuir a comportamientos relacionados con la comida, como sentir más hambre o saciarse menos rápido. Esto significa que en Entornos donde la comida poco saludable es barata y accesible, las personas con tales rasgos pueden encontrar más difícil mantener un peso saludable.
Estudios sobre la interacción gen-ambiente
Algunos estudios han investigado cómo la influencia de la genética en la obesidad puede haber cambiado con el tiempo. Estos estudios consideran cuándo nacieron las personas o las tasas de obesidad durante el tiempo en que fueron estudiadas. Los hallazgos muestran que, aunque el IMC promedio ha aumentado, la influencia de la genética en el IMC se ha vuelto más fuerte. Sin embargo, el porcentaje total de variaciones del IMC explicadas por la genética se ha mantenido relativamente estable.
Una limitación de estos estudios es que se centran principalmente en adultos, especialmente en los mayores, lo que podría no proporcionar una imagen completa de la situación en niños y adolescentes. Los efectos genéticos pueden diferir significativamente en varias etapas de desarrollo. Los niños, por ejemplo, suelen tener menos control sobre su dieta y participan en actividades diferentes en comparación con los adultos.
Investigaciones previas también se han concentrado en la relación entre la genética y el IMC promedio o la obesidad, en lugar de analizar detenidamente cómo varían estas asociaciones en todo el espectro del IMC.
Estudios de cohortes de nacimiento británicas
Los Estudios de Cohortes de Nacimiento Británicos, que siguen grupos de personas nacidas en 1946, 1958, 1970 y 2000-2002, brindan información valiosa sobre los cambios en las tasas de obesidad. Estos estudios han recolectado múltiples puntos de datos de IMC a lo largo del tiempo, cubriendo períodos antes y después de la epidemia de obesidad. La cohorte más antigua experimentó un entorno alimentario relativamente estable, mientras que la cohorte más joven vio tasas de obesidad dispararse al 20% a los 11 años, cuatro veces más que los niños de la misma edad dos décadas antes.
Este estudio busca explorar cómo ha cambiado la influencia de la genética en el IMC de la infancia y la adultez durante la epidemia de obesidad en el Reino Unido. Al comparar datos genéticos vinculados al IMC de la infancia y la adultez, podemos ver si los efectos de la genética han aumentado con el tiempo y si difieren a través de la distribución del IMC.
Recolección de datos y métodos
Se analizaron participantes de cuatro estudios de cohortes de nacimiento británicos, centrándose específicamente en individuos de etnia blanca nacidos en Inglaterra, Escocia o Gales. Las cohortes fueron genotipadas a diversas edades, y los datos de IMC se recolectaron a través de mediciones directas para la mayoría de las edades. La altura y el peso fueron medidos por encuestadores, visitantes de salud o médicos, mientras que algunas mediciones dependieron de autoinformes.
Para el análisis principal, se crearon dos índices poligénicos para el IMC de la adultez y la infancia basados en grandes estudios genéticos. Cada índice representa la influencia de variaciones genéticas específicas en el IMC.
Hallazgos clave y resultados
Aumento del IMC promedio: Cada cohorte sucesiva mostró valores promedio de IMC más altos a medida que envejecían. El aumento en la varianza fue principalmente debido a cambios en los extremos superiores de la distribución de IMC, con poco cambio en los niveles de bajo peso o IMC medio.
Asociaciones genéticas: Las asociaciones entre los perfiles genéticos adultos y el IMC fueron consistentes en todas las cohortes. Sin embargo, se notaron correlaciones más fuertes en la cohorte más recientemente estudiada, con efectos genéticos sobre el IMC haciéndose evidentes desde una edad más temprana. El aumento del IMC en la cohorte más joven, incluyendo niños de 16 años, mostró un mayor impacto de la genética en comparación con las cohortes más antiguas.
Distribución de efectos del IMC: Los perfiles genéticos adultos estaban más fuertemente vinculados a niveles más altos de IMC en todas las cohortes. Esto significa que la genética juega un papel mayor en la determinación de la obesidad entre aquellos cuyo IMC ya es alto. Las mayores diferencias se vieron en la cohorte más joven.
Tendencias de heredabilidad: Aunque la influencia de los perfiles genéticos adultos sobre el IMC aumentó a medida que las personas envejecían, el porcentaje total de variación del IMC explicado por estos factores genéticos se mantuvo relativamente estable con el tiempo. En contraste, las influencias genéticas en la infancia fueron más fuertes durante la adolescencia, pero disminuyeron después.
Implicaciones y consideraciones
Los hallazgos sugieren que la genética puede influir más significativamente en el IMC en las cohortes afectadas por la epidemia de obesidad. Los resultados indican que los marcadores genéticos podrían no solo ayudar a comprender el riesgo de una persona de volverse obesa, sino también resaltar la importancia del entorno que le rodea.
A medida que las tasas de obesidad siguen aumentando, se vuelve crítico examinar qué factores ambientales están contribuyendo a estos cambios en la influencia genética sobre la obesidad. Explorar la relación entre la genética y comportamientos, como elecciones alimentarias y actividad física, es esencial para abordar la crisis de obesidad.
Conclusión
En resumen, la obesidad es un problema creciente con implicaciones significativas para la salud y la economía. Las diferencias en las influencias genéticas sobre la obesidad entre generaciones apuntan a la importancia de considerar tanto los factores genéticos como ambientales. La investigación continua será esencial para identificar cómo interactúan estos factores y qué se puede hacer para mitigar el aumento de las tasas de obesidad. Las perspectivas de estudios longitudinales como los Estudios de Cohortes de Nacimiento Británicos pueden guiar los esfuerzos futuros para abordar este problema urgente.
Título: Genetic Risk for High Body Mass Index Before and Amidst the Obesity Epidemic: Cross-Cohort Analysis of Four British Birth Cohort Studies
Resumen: Obesity is a highly heritable trait, but rising obesity rates over the past five decades suggest environmental change is also of profound importance. We conducted a cross-cohort analysis to examine how associations between genetic risk for high BMI and observed BMI differed in four British birth cohorts born before and amidst the obesity epidemic (1946, 1958, 1970 and [~]2001, respectively; N = 19,379). BMI (kg/m2) was measured at multiple time points between ages 3 and 69 years. We used polygenic indices (PGI) derived from GWAS of adulthood and childhood BMI, respectively, with mixed effects models used to estimate associations with mean BMI and quantile regression used to assess associations across the distribution of BMI. We further used Genomic Relatedness Restricted Maximum Likelihood (GREML) to calculate SNP-heritability (SNP-h2) at each age. Adulthood BMI PGI was associated with BMI in all cohorts and ages but was more strongly associated with BMI in more recently born generations. For example, at age 16y, a 1 SD increase in the adulthood PGI was associated with 0.43 kg/m2 (0.34, 0.51) higher BMI in the 1946c and 0.90 kg/m2 (0.83, 0.97) higher BMI in the 2001c. Cross-cohort differences widened with age and were larger at the upper end of the BMI distribution, indicating disproportionate increases in obesity in more recent generations for those with higher PGIs. Differences were also observed when using the childhood PGI, but there were no clear, consistent differences in SNP-h2. Findings highlight how the environment can modify genetic influence; genetic effects on BMI differed by birth cohort, age, and outcome centile.
Autores: Liam Wright, N. M. Davies, G. Shireby, D. M. Williams, T. T. Morris, D. Bann
Última actualización: 2024-10-25 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2024.10.24.24315860
Fuente PDF: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2024.10.24.24315860.full.pdf
Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
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