Vigilancia del COVID-19 en Malawi: Un Nuevo Enfoque
Malawi está implementando una vigilancia activa de COVID-19 para combatir efectivamente el aumento de casos.
Godwin Ulaya, Alinune Kabaghe, Christel Saussier, Ellen MacLachlan, Joshua Smith-Sreen, Chaplain Katumbi, George Bello, Terence Tafatatha, Limbikani Chaponda, Bernard Mvula, Matthews Kagoli, Benson Chilima, Joseph Bitilinyu-Bangoh, Laphiod Chisuwo, Yusuf Babaye, Moses Chitenje, Barbara Bighignoli, Fred Bangara, Ireen Namakhoma, Annie Chauma-Mwale, Gabrielle O’Malley, Kelsey Mirkovic, Nellie Wadonda-Kabondo
― 8 minilectura
Tabla de contenidos
- El Desafío de Rastrear COVID-19
- Configuración de Vigilancia Centinela
- ¿Quiénes Fueron Incluidos en el Estudio?
- ¿Cuántos Participantes Estuvieron Involucrados?
- Recolección de Datos
- Análisis de los Datos
- Consideraciones Éticas
- Características de los Participantes
- Tendencias en las Tasas de Positividad de COVID-19
- ¿Qué Significan los Números?
- Hablemos de Vacunaciones
- Limitaciones del Estudio
- Reflexiones Finales
- Fuente original
A principios de abril de 2020, Malawi confirmó su primer caso de COVID-19. Esto puso al país en un camino para enfrentar la pandemia, que incluyó activar un centro de emergencia de salud nacional. Aunque el gobierno hizo lo mejor que pudo con los recursos disponibles, la situación se complicó rápido con el aumento de casos y puntos de entrada porosos. Estos problemas hicieron difícil rastrear cómo se estaba propagando el virus. Además, la falta de inversión en instalaciones de salud hizo que las pruebas rutinarias para COVID-19 fueran todo un desafío.
El Desafío de Rastrear COVID-19
Con el aumento de casos de COVID-19, se volvió más complicado monitorear la situación con precisión. A pesar de que se hicieron pruebas tanto a personas sintomáticas como asintomáticas, el enfoque de vigilancia era bastante pasivo. Algunas variantes del virus también no se documentaron, lo que hizo difícil saber cómo estaba cambiando el virus con el tiempo. Las pruebas se centraron mayormente en los que mostraban síntomas. Sin embargo, ya sabemos que las personas asintomáticas pueden propagar el virus igual de efectivamente.
Con el tiempo, la disposición del público a seguir medidas preventivas empezó a bajar, especialmente cuando los casos reportados de COVID-19 eran bajos. Las pruebas disminuyeron y los informes a menudo se retrasaron. Para empeorar las cosas, brotes de poliomielitis y cólera a principios de 2022 desviaron la atención del COVID-19. La respuesta a estos desafíos llevó a una nueva estrategia en Malawi: vigilancia activa y en tiempo real de COVID-19. Este nuevo sistema tenía como objetivo detectar cambios en los casos rápidamente y proporcionar una mejor visión del comportamiento del virus.
Vigilancia Centinela
Configuración deEn julio de 2022, Malawi estableció vigilancia centinela en siete sitios seleccionados por todo el país. Estas ubicaciones incluían cinco instalaciones de salud y dos puntos fronterizos. Las instalaciones de salud fueron elegidas de áreas que habían reportado altos números de casos de COVID-19 y donde muchos pacientes acudían. Mientras tanto, los puntos fronterizos fueron seleccionados por su alto volumen de viajeros provenientes de Mozambique y Tanzania.
¿Quiénes Fueron Incluidos en el Estudio?
El estudio tenía como objetivo incluir a cualquier persona que buscara atención médica, sin importar la edad. Sin embargo, se excluyeron a pacientes gravemente enfermos, niños sin tutores y aquellos que participaron en la encuesta dentro de los últimos 14 días. Los Participantes elegibles pasaron por un proceso de selección para determinar si eran sintomáticos o asintomáticos según pautas específicas.
En los puntos de entrada fronterizos, cualquier persona mayor de cinco años que entraba al país podía participar. En ambos escenarios, los participantes o sus tutores tenían que dar su consentimiento.
¿Cuántos Participantes Estuvieron Involucrados?
En todos los siete sitios centinela, casi 10,000 individuos fueron examinados. Un pequeño porcentaje se negó a participar o no fue elegible, dejando a más de 9,300 participantes que proporcionaron las muestras necesarias y respondieron las preguntas. ¡Eso es bastante impresionante, considerando que fue durante una pandemia!
Recolección de Datos
Antes de comenzar la vigilancia, todo el personal involucrado recibió capacitación. Cada sitio tenía un asistente de vigilancia designado responsable de la entrada de datos y el control de calidad. Los participantes respondieron preguntas utilizando una plataforma digital disponible en varios idiomas.
Los datos recolectados incluían información sobre socio-demografía, exposición previa al COVID-19, síntomas, historial de viajes y Estado de vacunación. Se tomó una muestra nasofaríngea de cada participante para probar el virus. Las pruebas se realizaron bastante rápido, así que los resultados estaban disponibles poco después de la recolección.
Análisis de los Datos
Después de recoger los datos, se enviaron a un servidor seguro para su análisis. La información fue limpiada y analizada usando software, buscando patrones y perspectivas. Los investigadores consideraron varios factores demográficos y conductuales que podrían influir en las tasas de positividad de COVID-19, asegurándose de tener en cuenta posibles confusiones.
Para asegurar la fiabilidad del estudio, los investigadores implementaron protocolos para verificar la consistencia de los datos semanalmente. También generaron tablas y gráficos para rastrear tendencias a lo largo del tiempo.
Consideraciones Éticas
Antes de iniciar el estudio, se obtuvieron aprobaciones éticas para asegurar que los derechos de los participantes estuvieran protegidos. Todos los involucrados proporcionaron consentimiento informado. Es esencial mantener la ética, especialmente en estudios de salud pública.
Características de los Participantes
Al desglosar las características de los participantes, parecía que muchos de los encuestados en las instalaciones de salud eran jóvenes adultos, particularmente aquellos de entre 15 y 29 años. Los viajeros eran más viejos, con la mayoría entre 30 y 49 años. Más mujeres participaron en las instalaciones de salud que hombres, mientras que lo opuesto era cierto para los puntos fronterizos donde viajaban más hombres.
Sorprendentemente, un número significativo de participantes informó no estar vacunado contra COVID-19. Esto sugiere que muchas personas podrían haber creído que estaban lo suficientemente saludables como para no vacunarse. Entre aquellos con condiciones de salud subyacentes, el VIH fue el problema más comúnmente reportado.
Tendencias en las Tasas de Positividad de COVID-19
Durante el período de vigilancia, las tasas de positividad variaron. La tasa más alta se observó al principio, coincidiendo con un tamaño de muestra más pequeño. Con el tiempo, las tasas de positividad fluctuaron, pero el promedio se mantuvo alrededor del 8%. Curiosamente, tanto los individuos sintomáticos como asintomáticos mostraron tendencias de positividad similares.
¿Qué Significan los Números?
Al examinar la relación entre las tasas de positividad y los factores demográficos, emergieron ciertas tendencias. Por ejemplo, aquellos que tenían vacunaciones parciales eran más propensos a dar positivo que los no vacunados. Sin embargo, entre los pacientes sintomáticos, aquellos en instalaciones de salud específicas tenían tasas de positividad más altas en comparación con otros.
Para los participantes asintomáticos, los viajeros que habían estado recientemente en el extranjero tenían menos probabilidades de dar positivo. Esto podría deberse a las medidas de salud más estrictas en otros países, junto con campañas de concienciación.
Hablemos de Vacunaciones
El estudio también analizó la relación entre el estado de vacunación y las tasas de positividad. Curiosamente, los viajeros completamente vacunados eran más propensos a dar positivo, lo que sorprendió a muchos. Estas tendencias peculiares podrían atribuirse a varios factores, incluida la naturaleza autoinformada del estado de vacunación y el pequeño número de participantes completamente vacunados.
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Limitaciones del Estudio
Aunque esta vigilancia proporcionó información valiosa, tuvo sus limitaciones. Los resultados no representan a toda la población, ya que el enfoque fue en un grupo específico. Además, ciertos sesgos no se pudieron evitar debido a los métodos de muestreo, y se dejó fuera información importante del estudio.
Por ejemplo, la encuesta no recopiló datos sobre la gravedad de los casos o detalles sobre comportamientos de vacunación, lo que podría haber brindado una visión más completa de la pandemia.
Reflexiones Finales
Esta vigilancia activa centinela de COVID-19 fue un paso esencial para complementar la vigilancia pasiva rutinaria. Los resultados mostraron que las medidas preventivas fueron algo efectivas, como lo indican las tasas de prevalencia más bajas. Sin embargo, la detección continua de casos entre individuos sintomáticos y asintomáticos enfatizó la importancia de un monitoreo constante.
Los hallazgos también sugieren que, a pesar de los contratiempos, hay necesidad de mejorar la vigilancia para detectar nuevas variantes y seguir de cerca el progreso de la pandemia. Centrarse en la relación entre vacunaciones y comportamientos protectores es crucial para crear campañas de concienciación dirigidas.
A medida que avanzamos, las lecciones aprendidas de este estudio ayudarán a moldear sistemas de vigilancia de salud integrados en Malawi y podrían ayudar a otros países que enfrentan desafíos similares. Después de todo, estar un paso adelante de un virus es clave, y la colaboración y vigilancia jugarán roles significativos en las estrategias de salud pública.
Fuente original
Título: Monitoring COVID-19 Occurrence in a Resource-limited Setting - COVID-19 Sentinel Surveillance in Malawi
Resumen: The routine COVID-19 surveillance in Malawi that relied on retrospective reporting could not efficiently steer timely measures to the rapidly evolving pandemic. To monitor real-time changes in infections and inform the COVID-19 response, we implemented an active sentinel surveillance system from July to December 2022. SARS-CoV-2 symptomatic and asymptomatic patients in selected health facilities (HFs) and anyone aged [≥]5 years entering at Point of Entry (PoEs) sites were eligible to participate. Self-reported epidemiological and clinical data, and nasopharyngeal specimens were collected from 9,305 participants. A higher overall SARS-CoV-2 RT-PCR positivity rate was observed at HFs, 8.9% among symptomatic and 6.5% among asymptomatic patients, versus 3.5% at PoEs. The positivity trends among symptomatic and asymptomatic patient groups showed a similar pattern throughout the period. This active surveillance complemented routine surveillance, especially during a low incidence period and highlighted the need to target both symptomatic and asymptomatic population.
Autores: Godwin Ulaya, Alinune Kabaghe, Christel Saussier, Ellen MacLachlan, Joshua Smith-Sreen, Chaplain Katumbi, George Bello, Terence Tafatatha, Limbikani Chaponda, Bernard Mvula, Matthews Kagoli, Benson Chilima, Joseph Bitilinyu-Bangoh, Laphiod Chisuwo, Yusuf Babaye, Moses Chitenje, Barbara Bighignoli, Fred Bangara, Ireen Namakhoma, Annie Chauma-Mwale, Gabrielle O’Malley, Kelsey Mirkovic, Nellie Wadonda-Kabondo
Última actualización: 2024-12-26 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2024.12.23.24319583
Fuente PDF: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2024.12.23.24319583.full.pdf
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