El impacto de la pérdida del olfato en los hábitos alimenticios
La pérdida del olfato afecta el disfrute de la comida y la salud, aumentando el uso de sal y especias.
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Antes de la pandemia de COVID-19, alrededor del 20% de las personas sufrían problemas de olfato a largo plazo. Desde que empezó la pandemia, muchas más han perdido el sentido del olfato, lo que afecta su salud en general y el disfrute de la comida. Los trastornos del olfato son ahora más comunes que nunca y pueden tener efectos serios en el bienestar físico y mental.
Los olores de la comida juegan un papel importante en cómo probamos y disfrutamos las comidas. Muchos que pierden el sentido del olfato se quejan de no poder disfrutar de los sabores, lo que puede afectar su calidad de vida. Para lidiar con esta pérdida, la gente a menudo cambia sus hábitos alimenticios. Un enfoque común es agregar más sal a la comida, ya que quienes tienen problemas de olfato tienden a preferir sabores salados. Sin embargo, este aumento en el consumo de sal puede llevar a problemas de salud si se mantiene a largo plazo. Otra estrategia es añadir alimentos picantes o salsas a los platos, ya que esto puede mejorar la percepción del sabor de otra manera. Algunas personas con pérdida del sentido del olfato han reportado que empiezan a comer comidas más picantes para recuperar algo de disfrute en sus comidas.
El consumo de sodio ya es un problema para muchas poblaciones. La Organización Mundial de la Salud recomienda mantener el consumo diario de sodio en 5 gramos, pero muchas personas consumen entre 9 y 12 gramos diarios. En Estados Unidos, las guías dietéticas sugieren un máximo de 2300 mg de sodio al día, pero el consumo promedio es de alrededor de 3361 mg. Cuando las personas con pérdida del olfato a largo plazo aumentan su ingesta de sal, esto complica aún más los esfuerzos por reducir el consumo de sodio en la población. Por lo tanto, es esencial encontrar alternativas que ayuden a realzar el sabor sin empeorar la salud.
Investigaciones anteriores han mostrado que la Capsaicina, el componente que hace que los chiles sean picantes, puede mejorar el sabor de la sal para quienes tienen un sentido del olfato normal. Por ejemplo, cuando se añade capsaicina a una solución salada, la gente dice que sabe más salada. Estudios observacionales también sugieren que las personas que disfrutan de los alimentos picantes tienden a consumir menos sal y tienen una presión arterial más baja. Dado que muchas personas con pérdida del olfato reportan usar ingredientes picantes para mejorar sus comidas, probar la capsaicina podría ser una manera útil de aumentar el sabor sin aumentar la ingesta de sodio.
El objetivo de un estudio reciente fue entender cómo cambia la ingesta de sodio y los hábitos alimenticios de las personas con pérdida del olfato, ver si añadir capsaicina aumenta la percepción de salinidad y evaluar si la capsaicina hace que las comidas sean más disfrutables. Los investigadores reclutaron participantes del área de Filadelfia, que eran hombres y mujeres de entre 18 y 65 años que experimentaban pérdida del olfato por diversas razones, incluyendo COVID-19 y otros problemas médicos.
El estudio involucró probar diferentes tipos de comida, como sopa de tomate, pasta y chocolate, mientras se medía cómo los participantes valoraban el sabor y el disfrute de cada muestra. Los participantes llegaron sin comer al menos una hora antes de la prueba. Probaron varias muestras preparadas con diferentes cantidades de sodio y capsaicina, valorando cuán intensos eran los sabores y cuánto les gustaba la comida.
A lo largo del estudio, los participantes también completaron cuestionarios preguntando sobre sus comportamientos dietéticos antes y después de perder el sentido del olfato. Esta información ayudó a los investigadores a ver patrones en cómo la pérdida del olfato impacta los hábitos alimenticios.
Los resultados mostraron que muchos participantes comenzaron a preferir más los alimentos salados después de perder el sentido del olfato. Alrededor del 70% reportaron usar más hierbas y especias, mientras que el 63% dijo que añadía más sal a sus comidas. Curiosamente, a pesar de los aumentos auto-reportados en el consumo de sal, el análisis de muestras de orina reveló que la ingesta promedio de sodio no era mayor que en la población general. Esto plantea preguntas sobre lo que la gente comía antes de perder el olfato y cómo cambiaron sus hábitos.
En las pruebas de sabor, añadir cantidades moderadas de capsaicina a la sopa de tomate hizo que supiera más salada y sabrosa. Sin embargo, este efecto no se observó en todos los tipos de comida. En la pasta, añadir especias mejoró el disfrute, pero añadir especias al chocolate o a la sopa no afectó cuánto les gustaba a los participantes esos alimentos. Parece que la gente puede estar más acostumbrada a añadir especias a la pasta, lo que podría explicar la diferencia en los resultados.
Otro hallazgo importante fue que los participantes que tenían pérdida total del olfato reportaron que la sopa les parecía más picante que a aquellos con pérdida parcial del olfato. Esto sugiere que las personas con diferentes tipos de pérdida del olfato pueden tener experiencias variadas cuando se trata de la percepción del sabor.
El estudio destaca la importancia de la capsaicina como una posible herramienta para las personas que han perdido el sentido del olfato. Al añadir pequeñas cantidades de ingredientes picantes, podría ser posible mejorar los sabores de las comidas sin aumentar el contenido de sal. Esto podría eventualmente llevar a una mejor calidad de dieta para aquellos que enfrentan pérdida del olfato, lo que podría ayudar a abordar preocupaciones de salud vinculadas al consumo excesivo de sodio.
Sin embargo, es esencial notar que no todos los tipos de comida pueden responder positivamente a la adición de especias. Las preferencias personales y las experiencias pasadas con sabores pueden influir en cuánto disfruta alguien un plato. Por lo tanto, futuras investigaciones deberían explorar varios alimentos y examinar cómo diferentes individuos responden a las especias.
Otra limitación del estudio fue la falta de un grupo de control con un sentido del olfato normal, lo que podría proporcionar información valiosa sobre cómo difieren las experiencias de sabor entre poblaciones. Sin esta comparación, puede ser difícil llegar a conclusiones claras sobre los efectos únicos de la pérdida del olfato.
En resumen, perder el sentido del olfato puede impactar significativamente los hábitos alimenticios, llevando a las personas a buscar maneras de realzar sus comidas, a menudo aumentando el consumo de sal o incorporando especias. Los hallazgos del estudio sugieren que la capsaicina puede ser una herramienta útil para mejorar la percepción del sabor mientras se minimiza el consumo de sal.
A medida que más personas experimentan pérdida del olfato, entender cómo mantener la calidad y el disfrute de la dieta se vuelve cada vez más importante. Se necesita más investigación en este área para desarrollar estrategias nutricionales efectivas para quienes han perdido su sentido del olfato, mejorando en última instancia su salud y calidad de vida. Está claro que el sabor y el disfrute de la comida están estrechamente relacionados con el olfato, y encontrar métodos para afrontar esta pérdida sigue siendo un área significativa de interés en la ciencia de la nutrición.
Título: More spice, less salt: how capsaicin affects liking for and perceived saltiness of foods in people with smell loss.
Resumen: People who lose their sense of smell self-report consuming more salt to compensate for a lack of flavor and enhance eating enjoyment. However, this can contribute to excess sodium intake and a poor diet. Capsaicin may help increase salt taste intensity and eating enjoyment in this population, but this has not been studied. The purpose of this study was to determine 1) whether salt intake in those with smell loss differs from population averages, 2) whether capsaicin increases flavor and salt taste intensity, and 3) if adding spice to foods increases food liking in individuals with smell loss. Participants 18-65 years old with confirmed partial or total smell loss for at least 12 weeks completed two sets of replicate test sessions (four total). In two sessions participants rated overall flavor intensity, taste qualities intensities, spicy intensity, and liking for model tomato soups with low or regular sodium content and three levels of capsaicin (none, low, or moderate). In the other two sessions, participants rated the same sensory attributes for model food samples with three levels of added spice (none, low, or moderate). 24-hour urine samples were also collected to determine sodium intake. Results indicate that although sodium intake is higher than recommended in those with smell loss (2893 {+/-} 258 mg/day), they do not consume more sodium than population averages. Adding low and moderate amounts of capsaicin to a model tomato soup increased the intensity of overall flavor and saltiness compared to a model tomato soup without capsaicin. However, the effect of capsaicin on liking differed by food type. In conclusion, the addition of capsaicin can improve flavor, salt taste intensity, and eating enjoyment in people with smell loss.
Autores: Stephanie Hunter, C. Beatty, P. H. Dalton
Última actualización: 2023-06-05 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.06.05.23290966
Fuente PDF: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.06.05.23290966.full.pdf
Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/
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