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Las Vidas Pulsantes de las Estrellas: Una Mirada Profunda

Explora cómo las estrellas cambian de brillo y qué impulsa estas pulsaciones.

― 13 minilectura


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Las estrellas, incluyendo nuestro Sol, no brillan con una luminosidad constante. Cambian con el tiempo, pulsando u oscilando de tal manera que sus superficies se expanden y contraen. Este proceso lleva a variaciones en el brillo e incluso en sus velocidades. Algunas estrellas han estado pulsando durante cientos de años. Por ejemplo, Mira, una estrella famosa en la constelación Cetus, fue reconocida como una estrella variable ya en 1596. Las primeras estrellas variables tipo Cefeida se reportaron en los años 1780, y desde entonces, se han identificado muchos tipos diferentes de Estrellas Pulsantes.

A medida que los telescopios y otros instrumentos han mejorado, los astrónomos han descubierto muchas clases nuevas de estrellas pulsantes. Estas incluyen variables Scuti, variables Cephei y otras. Cada clase generalmente se nombra en función de una estrella conocida en esa categoría. A finales de los años 50, también se descubrió que nuestro propio Sol pulsa, pero con una fuerza mucho menor que muchas otras estrellas. Esto llevó a una rama de la astronomía llamada Helioseismología, que estudia las oscilaciones solares para aprender sobre el interior del Sol.

El estudio de otras estrellas llevó a los científicos a pensar que podrían encontrar oscilaciones similares en estrellas distantes como nuestro Sol. Se lanzaron campañas para detectar estas oscilaciones solares, con éxitos tempranos encontrados en estrellas cercanas como Procyon. Las características de estas pulsaciones, especialmente sus períodos, proporcionan información valiosa sobre las propiedades de una estrella, lo que puede complementar lo que observamos sobre su brillo o temperatura.

Cómo Funcionan las Pulsaciones

A un nivel básico, los períodos de pulsación de una estrella pueden decirnos sobre su densidad promedio. Cuando los científicos observan un único modo de pulsación, pueden aprender cuánto tiempo tarda en regresar a un estado estable debido a los cambios de presión. Esta conexión básica lleva a fuertes relaciones entre los períodos de pulsación y el brillo inherente de ciertos tipos de estrellas. Por ejemplo, Henrietta Leavitt descubrió una relación para las Cefeidas clásicas que permitió a Edwin Hubble darse cuenta de que algunas nebulosas eran en realidad galaxias separadas, como la que ahora conocemos como la Galaxia de Andrómeda.

Cuando se observan muchos modos de pulsación, cada período revela diferentes aspectos sobre el interior de una estrella. Por ejemplo, se han medido cientos de períodos de pulsación en el Sol, lo que ha permitido a los científicos crear mapas detallados de su interior, revelando su densidad, velocidad del sonido y tasa de rotación. Estos hallazgos han proporcionado respuestas a preguntas significativas tanto en física estelar como en física de partículas, como el misterio de los neutrinos emitidos desde el Sol.

A finales del siglo XX, se había aprendido mucho del estudio de estas pulsaciones, ahora conocido como asteroseismología. Este campo estaba listo para experimentar un cambio significativo con el lanzamiento de telescopios espaciales.

Pasando a Observaciones Espaciales

Al medir cambios periódicos, hay algunas cosas esenciales que considerar. Las observaciones deben ser lo suficientemente sensibles para captar estas variaciones, lo que se puede lograr con detectores avanzados o observando por períodos más largos. Además, observar durante más tiempo que los cambios periódicos ayuda a distinguir entre períodos cercanos. La observación continua también es importante, ya que las interrupciones pueden dificultar las mediciones precisas.

Las observaciones astronómicas desde la Tierra enfrentan desafíos en este sentido. Las largas observaciones suelen estar limitadas por la disponibilidad de telescopios, ya que los comités pueden preferir asignar tiempo a varios proyectos en lugar de uno prolongado. Las observaciones terrestres no pueden ser continuas por más de unas 12 horas a la vez, lo que causa complicaciones adicionales. Algunas estrellas también pulsas a amplitudes muy bajas, requiriendo objetivos muy brillantes o telescopios muy grandes para medirlas de manera efectiva.

A pesar de estos desafíos, la asteroseismología desde Tierra no es imposible. Proyectos como el Whole Earth Telescope y el Stellar Observations Network Group han coordinado observaciones con éxito para estudiar pulsaciones en estrellas. Proyectos a más largo plazo que monitorean otros eventos astronómicos, como el Optical Gravitational Lensing Experiment, también han contribuido con datos valiosos que han llevado a descubrimientos sobre estrellas pulsantes.

Sin embargo, la comunidad científica reconoció que las observaciones desde el espacio podrían superar muchas limitaciones del trabajo terrestre, especialmente para las oscilaciones similares al Sol. A principios de los 90, se desarrollaron propuestas para telescopios espaciales capaces de registrar cambios de brillo en múltiples estrellas. Aunque la propuesta europea (Eddington) fue finalmente abandonada, sentó las bases para la misión PLATO de la Agencia Espacial Europea, que se centra en el estudio de exoplanetas y oscilaciones estelares. El proyecto estadounidense, Kepler, lanzado en 2009, fue diseñado principalmente para encontrar planetas, pero también desempeñó un papel importante en la asteroseismología.

COROT, un satélite más pequeño lanzado antes, hizo descubrimientos importantes al detectar oscilaciones similares al Sol en varias estrellas. Sus datos confirmaron que los gigantes rojos, un tipo de estrella, también mostraban oscilaciones, lo que ayudó a los científicos a determinar su masa y edad, proporcionando información sobre la formación de la Vía Láctea.

El Impacto de Kepler en la Asteroseismología

Kepler transformó la asteroseismología. Su misión original y su posterior Misión K2 produjeron datos de calidad excepcional que los científicos aún están analizando hoy. Uno de los mayores beneficios de Kepler fue observar gigantes rojos, lo que ayudó a distinguir cómo rotan las diferentes partes de una estrella. Sorprendentemente, se encontró que los núcleos de estas estrellas rotan más lentamente de lo esperado, lo que plantea preguntas sobre los procesos involucrados en su rotación.

Algunos gigantes rojos muestran pulsaciones más débiles, lo que lleva a hipótesis de que campos magnéticos fuertes podrían amortiguar ciertos períodos. Sin embargo, aún no hay consenso sobre esta interpretación. Kepler también proporcionó importantes conocimientos sobre las variables Doradus, que pulsas en múltiples modos con períodos muy similares. Estas observaciones destacaron cómo se podrían medir las tasas de rotación interna a través de patrones en estos modos de pulso, al mismo tiempo que mostraron que las pulsaciones en las capas exteriores pueden acoplarse con diferentes tipos de pulsaciones en el centro de la estrella.

Los datos de Kepler también resaltaron la relación entre la asteroseismología y los estudios de exoplanetas. Los requisitos y métodos para detectar exoplanetas, como monitorear cambios en el brillo mientras un planeta transita por su estrella anfitriona, se alinean estrechamente con los necesarios para estudiar las oscilaciones estelares. Esta superposición permitió a los astrónomos reunir información más detallada sobre las estrellas que albergan exoplanetas y condujo a hallazgos como el desalineamiento del sistema Kepler-56.

Después de la misión original, Kepler pasó a su fase K2, observando una mayor variedad de objetivos, incluyendo a Neptuno. Un estudio notable se centró en el cúmulo de las Pléyades, donde la variabilidad entre sus estrellas planteó preguntas sobre la existencia de una nueva clase de estrellas variables.

Si bien las observaciones de Kepler fueron innovadoras, tuvo limitaciones en cuanto al área del cielo que cubrió y el brillo de las estrellas que pudo estudiar efectivamente. Para abordar esto, se lanzó el Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS) para sondear estrellas más brillantes en un área más grande.

TESS y Sus Contribuciones

TESS opera de manera muy diferente a Kepler. Tiene un área de recolección más pequeña y cubre secciones más grandes del cielo por períodos más cortos. Si bien las mediciones de TESS pueden no ser tan precisas como las de Kepler, compensan esto recolectando una cantidad enorme de datos. Su amplio campo de visión permite a los investigadores observar una variedad de fenómenos estelares, incluyendo algunas áreas donde Kepler había perdido oportunidades, como estrellas brillantes.

Con TESS, los científicos pueden observar estrellas que no eran visibles en misiones anteriores y buscar oscilaciones similares al Sol en muchas más estrellas que antes. Esto ha abierto puertas para estudiar sistemas previamente conocidos que albergan exoplanetas, así como explorar características estelares que son críticas para entender su evolución.

TESS también ha revelado nuevos hallazgos emocionantes en otros tipos de estrellas pulsantes. Los descubrimientos incluyen pulsaciones atrapadas tidalmente en estrellas binarias, donde las pulsaciones están confinadas a un lado de la estrella primaria debido a su forma alterada por la gravedad de una estrella compañera. Esta investigación permite a los astrónomos entender cómo las pulsaciones y las fuerzas de marea interactúan y afectan la evolución de las estrellas.

Otro descubrimiento emocionante se refiere a las variables Scuti, que pulsas en períodos más cortos de lo que se observa típicamente. Identificar estas nuevas clases de pulsadores enfatiza la importancia de la identificación de modos, lo que ayuda a relacionar observaciones con modelos teóricos. Este proceso permite a los astrónomos obtener una comprensión más clara de varios tipos de estrellas y sus características, incluyendo aquellas que pueden haber formado planetas.

El Futuro de la Asteroseismología

Se espera que TESS continúe observando el cielo durante algunos años más, y se están desarrollando misiones adicionales. En particular, dos próximas misiones tienen como objetivo llenar los vacíos dejados por los satélites anteriores. Una misión, la Tierra 2.0 de China, monitoreará un área cuatro veces más grande que la de Kepler, con el objetivo de encontrar "gemelos de la Tierra". Esta misión planea mejorar los problemas de ruido enfrentados por Kepler para reunir datos valiosos sobre estrellas pulsantes.

La misión PLATO de la Agencia Espacial Europea tendrá un campo de visión más grande que la Tierra 2.0, centrándose en un mayor número de osciladores similares al Sol. Se anticipa que ambas misiones se lancen en un futuro cercano y contribuirán significativamente a la exploración continua de las pulsaciones estelares.

Un desafío para las misiones actuales es el tamaño de sus píxeles, que pueden mezclar la luz de estrellas cercanas. Este es un problema particular en los cúmulos estelares. Una misión propuesta, Asteroseismología de alta precisión en campos estelares densos (HAYDN), tiene como objetivo abordar esto utilizando escalas de píxel más pequeñas para entender mejor el comportamiento estelar en entornos abarrotados.

A medida que esperamos nuevas misiones y estudios continuos, reconocemos que la fotometría basada en el espacio ya ha transformado la comprensión de las pulsaciones estelares. Hay una sensación de anticipación de que un análisis más profundo de los datos llevará a nuevos descubrimientos, brindando aún más conocimientos sobre la naturaleza de las estrellas y sus comportamientos.

¿Qué Causa las Pulsaciones Estelares?

Para comprender cómo pulsas las estrellas, es fundamental entender qué impulsa estos cambios. Dos procesos principales suelen estar detrás de las pulsaciones que se observan en las estrellas. El primero es el mecanismo kappa, que se relaciona con cómo cambia la opacidad de una estrella con la temperatura.

En ciertas capas de una estrella, si la temperatura aumenta, la opacidad también aumentará. Cuando la estrella absorbe calor, hace que esa capa se expanda ligeramente. Cuando se enfría, se vuelve más opaca y retiene más calor. Este ciclo continúa hasta que la capa finalmente puede liberar calor, lo que lleva a la contracción. Este proceso ha sido descrito como un motor térmico, afectando a varios tipos de estrellas pulsantes.

El segundo mecanismo impulsor es la convección en las cercanías de la superficie. Las estrellas más frías que alrededor de 7,000 Kelvin no pueden transportar todo el calor generado por la fusión nuclear solo mediante radiación, lo que lleva a la convección. Esto resulta en flujos turbulentos que perturban la estrella, creando oscilaciones medibles aunque estos movimientos suelen amortiguar las pulsaciones.

Si bien estos mecanismos explican muchas estrellas pulsantes, aún existen clases de estrellas para las cuales las fuerzas impulsoras son poco claras. Por ejemplo, las variables Doradus comparten luminosidades con las variables Scuti, sin embargo, sus pulsaciones no siguen los mismos patrones. De manera similar, las variables Mira podrían pulsar debido a cambios en los estados de ionización de los gases, pero aún no hay una comprensión clara.

La Variedad de Estrellas Pulsantes

Entender por qué hay tantos tipos de estrellas pulsantes implica considerar cuatro factores importantes. Algunas estrellas solo pueden pulsar bajo condiciones específicas, a menudo relacionadas con los dos mecanismos impulsores principales mencionados anteriormente. El tipo de modo de pulsación también varía, diferenciando las estrellas que exhiben modos de presión de aquellas que muestran modos de gravedad.

Las estrellas originan propiedades diferentes que se modelan según cómo la Vía Láctea y sus nubes de gas evolucionaron con el tiempo. A medida que envejecen, las estrellas solo pueden desarrollar combinaciones particulares de propiedades, que cambian a diferentes velocidades.

Por ejemplo, la franja de inestabilidad clásica es un rango en un gráfico de luminosidad-temperatura donde las estrellas pueden pulsar debido al mecanismo kappa. Esta franja incluye estrellas con luminosidades de 10 a 100,000 veces la del Sol a varias temperaturas. Sin embargo, no todas las estrellas en esa región pulsarán, y no está claro por qué ocurre esto.

Otro ejemplo involucra a las variables Cephei y las estrellas tipo B pulsantes lentamente. Ambas clases son típicamente estrellas tipo B con similitudes en cómo se impulsan sus oscilaciones. Sin embargo, difieren principalmente en que las variables Cephei pulsas en modos de presión de bajo orden mientras que las estrellas tipo B pulsantes lentamente exhiben modos de gravedad. Las razones de las diferencias entre estos tipos de pulsadores a menudo se reducen a su masa y tasas de formación.

Nuevos descubrimientos seguirán añadiendo complejidad a nuestra comprensión de las estrellas pulsantes. A medida que ocurren más observaciones, es probable que los investigadores descubran nuevas clases y aporten más información sobre cómo las estrellas evolucionan y se comportan a lo largo de sus vidas.

Conclusión

El estudio de las pulsaciones estelares es un campo dinámico y en desarrollo de la astronomía. Los avances en la tecnología de observación, especialmente a través de misiones espaciales, han abierto nuevas oportunidades para entender los comportamientos complejos de las estrellas. A medida que los científicos continúan explorando esta área, podemos esperar más revelaciones que mejoren nuestro conocimiento del universo.

Fuente original

Título: Finger on the pulse of asteroseismology

Resumen: Warrick Ball highlights some recent discoveries in the context of the past, present and future of asteroseismology.

Autores: Warrick H. Ball

Última actualización: 2023-06-26 00:00:00

Idioma: English

Fuente URL: https://arxiv.org/abs/2306.15070

Fuente PDF: https://arxiv.org/pdf/2306.15070

Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/

Cambios: Este resumen se ha elaborado con la ayuda de AI y puede contener imprecisiones. Para obtener información precisa, consulte los documentos originales enlazados aquí.

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