Comportamiento de juego en titíes comunes
Un estudio revela información sobre la dinámica de juego entre padres y jóvenes en titís.
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Tabla de contenidos
El juego es un comportamiento común e importante que se ve en muchos mamíferos, especialmente entre los más jóvenes. Algunos grupos de animales son especialmente conocidos por su naturaleza juguetona, incluyendo roedores, carnívoros y primates. En estas especies, el juego es más notable en los animales jóvenes, pero también puede continuar en la adultez, como se ve en perros, bonobos y humanos.
En los estudios sobre animales, el juego se categoriza generalmente en tres tipos: juego con objetos, juego locomotor-rotacional (L/R) y Juego Social. El juego con objetos implica manipular objetos sin un objetivo claro, lo que a veces lo hace difícil de distinguir de la exploración o el uso de herramientas. El juego L/R consiste en movimientos como saltar, correr y rodar, también sin un propósito específico. Tanto el juego con objetos como el juego L/R pueden ocurrir solos o ser parte del juego social. El juego social incluye a dos o más jugadores, generalmente de la misma especie. Entre estos tipos de juego, el juego social es el más estudiado y suele ser el más común entre mamíferos y aves. Una forma específica de juego social, conocida como juego de lucha, se asemeja a una pelea real pero generalmente no resulta en lesiones.
El juego no ocurre a la misma tasa a lo largo de la vida de un animal. Es más frecuente en animales jóvenes, alcanza su pico durante la etapa juvenil y disminuye gradualmente después. Este patrón podría significar que los beneficios del juego son principalmente útiles durante el Desarrollo temprano o que los riesgos involucrados se vuelven demasiado grandes a medida que los animales envejecen. Hay tres costos principales asociados con el juego: un mayor riesgo de ser comido por depredadores, la energía utilizada durante el juego y la posibilidad de hacerse daño durante las actividades de juego.
A pesar de estos riesgos, los animales jóvenes están muy motivados para jugar. Los estudios muestran que cuando los niños humanos son mantenidos alejados del juego por un tiempo, tienden a jugar más cuando tienen la oportunidad de hacerlo de nuevo. Esto también es cierto para otras especies, como ratas, terneros y cerdos. No jugar lo suficiente puede llevar a problemas en habilidades y comportamientos sociales.
Los investigadores no se han puesto de acuerdo sobre el propósito exacto del juego. Una idea popular es que el juego ayuda a los animales jóvenes a aprender habilidades necesarias para la adultez. Esto podría incluir entrenamiento para actividades físicas, mejorando habilidades sociales, mejorando habilidades cognitivas o ayudándolos a prepararse para situaciones inesperadas. Los beneficios inmediatos del juego social podrían incluir reducir el miedo hacia otros, evaluar situaciones sociales y aliviar el estrés. Algunos argumentan que los beneficios a corto plazo incluyen ayudar a los animales jóvenes a conocer su entorno y practicar reacciones en diversas formas en un ambiente seguro.
El juego es claramente más común entre los animales jóvenes, pero en algunas especies, los adultos también participan mucho en el juego. Esto es sorprendente ya que la mayoría de los beneficios del juego se vinculan a ser joven, y los adultos enfrentan los mismos riesgos que pueden desincentivar el juego. Cuando los adultos se unen al juego, utilizan energía y tiempo, que podrían gastarse mejor manteniéndose alertas para proteger a sus jóvenes de peligros.
Ciertos factores pueden incentivar a los adultos a jugar junto con los jóvenes. Un factor es cuán tolerante es el grupo socialmente y cuán flexibles son las relaciones dentro del grupo. Los padres a menudo pasan tiempo jugando con sus jóvenes, aunque no siempre es el caso en cada especie. Por ejemplo, en ciertos tipos de monos, las madres no participan mucho en el juego con sus crías. Otra posibilidad es que los animales jóvenes pueden preferir jugar con sus pares en lugar de con adultos, pero elegirán a los adultos cuando no tengan otras opciones. En última instancia, jugar con los jóvenes puede ayudar a los adultos a enseñarles señales sociales y habilidades importantes.
Enfoque del Estudio
Este estudio tiene como objetivo observar cómo se desarrolla el juego, enfocándose particularmente en las interacciones entre padres y sus jóvenes en los Marmosets comunes. Los investigadores observaron tres grupos de marmosets, cada uno con dos adultos reproductores y dos jóvenes. Los marmosets son criadores cooperativos, lo que significa que individuos que no son las madres ayudan a cuidar a los jóvenes, y son conocidos por su comportamiento amistoso y social.
Los grupos en este estudio contenían solo a los padres y sus jóvenes, sin ayudantes. Observar estos grupos permitió a los investigadores ver un panorama claro del juego entre padres e infantes.
El estudio tenía varias predicciones. Primero, los investigadores esperaban que la frecuencia del juego, ya sea juego con objetos, L/R o juego social, aumentara a medida que los jóvenes maduraban. Creían que el juego social sería el tipo de juego más común, basándose en estudios anteriores que mostraban que los marmosets no usan herramientas, a diferencia de otras especies de primates que se involucran más en el juego con objetos.
A continuación, los investigadores examinaron con quiénes preferían jugar los jóvenes. Predijeron que los jóvenes marmosets preferirían inicialmente jugar con sus padres, pero que esta preferencia disminuiría con el tiempo a medida que comenzaran a jugar más con sus hermanos.
El estudio también comparó cuánto jugaba cada padre con sus jóvenes. En muchas especies, los estilos y frecuencias de juego entre madres y padres pueden diferir según la estructura social. Algunos estudios anteriores indicaron que los marmosets machos jugaban más que las hembras y que esto estaba relacionado con el estado reproductivo de las hembras.
Otro aspecto que los investigadores observaron fue cómo los padres podrían manejar su tiempo entre jugar y mantenerse alertas ante peligros. Esperaban que los padres se turnaran para jugar, especialmente considerando que los marmosets son conocidos por coordinar su vigilancia cuando es necesario.
Los investigadores también consideraron que las madres podrían jugar menos que los padres debido a los altos costos energéticos asociados con cuidar de los jóvenes. Pensaban que si no había ayudantes presentes, los padres jugarían más que las madres.
Por último, los investigadores querían ver si la cantidad de juego por parte de los padres estaba correlacionada con cuánta comida compartían con los jóvenes o con qué frecuencia los llevaban. Esperaban que ambas actividades se relacionaran positivamente con el juego de los padres, pero podrían mostrar un intercambio para las madres.
Sujetos y Alojamiento
Los investigadores recolectaron datos observacionales de tres grupos familiares de marmosets comunes. Los jóvenes tenían entre dos y seis meses de edad. Cada grupo constaba de dos marmosets adultos y dos jóvenes, sin ayudantes adicionales. Todos los marmosets nacieron en cautiverio y fueron criados por sus padres. Vivían en recintos interiores climatizados con materiales para escalar, un área para dormir y acceso a espacios exteriores cuando el clima lo permitía.
Los marmosets eran alimentados dos veces al día con una dieta equilibrada que incluía vitaminas, verduras y fuentes de proteína. Siempre había agua fresca disponible.
Recolección de Datos
Los investigadores grabaron las sesiones de juego usando cámaras GoPro colocadas en diferentes posiciones para capturar toda la actividad en el recinto. Configuraron estas sesiones de grabación para que duraran 30 minutos. Para crear un área de juego divertida, los investigadores añadieron una hamaca al recinto, sabiendo que los marmosets disfrutan jugar en superficies suaves.
La recolección de datos incluyó observaciones regulares de los jóvenes marmosets durante cinco meses, asegurando que tuvieran una cobertura equilibrada a lo largo del día. El total de metraje de video recolectado ascendió a casi 2000 minutos de grabaciones, lo que permitió un análisis comprensivo del comportamiento de juego.
Datos de Compartición de Comida y Carga
Los investigadores también siguieron con qué frecuencia los marmosets padres llevaban a sus jóvenes y cuánta comida compartían con ellos. Siguieron protocolos específicos para registrar estos comportamientos durante varios días durante el desarrollo de los jóvenes.
Análisis del Comportamiento de Juego
Para identificar el comportamiento de juego, los investigadores siguieron criterios específicos. Se aseguraron de que el comportamiento no estuviera directamente relacionado con la supervivencia, fuera voluntario y placentero, y pareciera relajado en lugar de competitivo. Se centraron en el juego social y excluyeron situaciones de pelea reales para asegurarse de que solo estaban observando interacciones juguetonas.
El juego se definió como cualquier comportamiento social o individual observado, que incluía jugar con otros o interactuar con objetos. Categorizaron este juego en tres tipos principales: juego social, L/R y manipulación de objetos. También crearon un cuadro detallado de los comportamientos de juego observados para ayudar en sus análisis.
Hallazgos sobre el Comportamiento de Juego
El estudio mostró patrones claros en el comportamiento de juego entre los jóvenes marmosets. El juego social aumentó con la edad, mientras que la manipulación de objetos y el juego L/R se mantuvieron bajos y consistentes a lo largo de las observaciones. El juego social fue, con mucho, la forma más común de juego, reflejando la naturaleza social de los marmosets.
A medida que los jóvenes marmosets envejecieron, su preferencia por los compañeros de juego cambió. Inicialmente, jugaban más con sus padres, pero a medida que maduraban, comenzaron a preferir jugar entre ellos. Sin embargo, el juego entre padres e infantes siguió siendo importante a lo largo de sus primeros meses de desarrollo.
Al comparar los estilos de juego de las madres y los padres, los investigadores no encontraron diferencias significativas en cuánto tiempo cada padre pasaba jugando. Ambos padres participaron activamente, lo que fue sorprendente dado que las madres suelen enfrentar mayores demandas energéticas relacionadas con el cuidado de los jóvenes.
El estudio también indicó que ambos padres rara vez jugaban al mismo tiempo, sugiriendo que probablemente se turnaban para jugar con los jóvenes. Este comportamiento podría relacionarse con mantener a los jóvenes a salvo de peligros potenciales mientras jugaban.
Además, la cantidad de juego por parte de los padres no mostró una correlación fuerte con su involucramiento en otros comportamientos de cuidado, como compartir comida o cargar a los jóvenes. Esto indica que el juego podría servir un papel específico que es diferente de otras acciones de cuidado.
Conclusión
En resumen, este estudio destaca la importancia del juego para los marmosets, especialmente en su desarrollo temprano. Revela que el juego social aumenta a medida que los jóvenes marmosets crecen, mientras que el juego con objetos y el juego L/R siguen siendo menos frecuentes. Los hallazgos muestran que ambos padres están igualmente involucrados en el juego, incluso en ausencia de ayudantes, y el comportamiento de juego puede ser clave para enseñar a los jóvenes marmosets habilidades sociales importantes.
Los resultados también sugieren que los marmosets pueden tener un enfoque único para equilibrar el juego con la necesidad de seguir alerta, asegurando la seguridad de sus jóvenes durante el tiempo de juego. El estudio proporciona valiosos conocimientos sobre las interacciones juguetonas de los marmosets comunes y sus estrategias de cría cooperativa, enfatizando los aspectos sociales del juego y los beneficios de desarrollo que ofrece.
Título: The ontogeny of play in a highly cooperative monkey, the common marmoset
Resumen: Play is widespread in mammals. It is mostly observed in juveniles and has been subdivided in three categories, social, locomotor/rotational, and object play. Although there is no strict consensus on its ultimate function, the dominant idea is that through play juveniles acquire social, technical and cognitive skills for their adult life. In certain species, however, adults remain playful especially with immatures. This pattern can be observed in particular when same-age play partners for immatures are lacking and if adults also invest in caretaking. We studied the ontogeny of play in cooperatively breeding common marmoset twins from the age of two to six months. Social play increased with age and was by far the most prevalent category. Play partners varied with age. Before 19 weeks old, immatures played 54% of the time on average with either one of their parents (in a dyad) and 29% on average after 19 weeks old. Thus, despite the constant presence of a twin, adult-immature play remained considerable, with equal contributions by mothers and fathers and no trade-offs with other care-taking behaviours for either of the parents. However, parents avoided playing simultaneously, presumably to avoid periods with no one vigilant. Together these results show that parents are important play partners for marmoset infants, fathers and mothers alike.
Autores: Alice M. Godard, J. M. Burkart, R. K. Brügger
Última actualización: 2024-05-29 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.05.28.595935
Fuente PDF: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.05.28.595935.full.pdf
Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/
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