Dinámicas de Persecución y Huida en el Movimiento en Grupo
Explorando cómo la atracción y la repulsión moldean las interacciones entre animales y células.
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Tabla de contenidos
En el estudio de cómo se mueven grupos de animales o células, un comportamiento interesante es cómo interactúan entre sí. Estas interacciones pueden llevar a respuestas de movimiento, donde los individuos de un grupo influyen en las acciones de los demás. Por ejemplo, algunos animales se agrupan o forman enjambres, mientras que otros pueden desarrollarse en un embrión o invadir tejidos en problemas de salud como el cáncer. Los científicos han estado usando modelos matemáticos para analizar y entender estos movimientos grupales, aplicando diversas técnicas que van desde simulaciones simples hasta ecuaciones más complejas.
Tipos de Interacciones
Hay dos tipos principales de interacciones que impulsan el movimiento: atracción y Repulsión. La atracción ocurre cuando un individuo se mueve hacia otro, mientras que la repulsión hace que los individuos se alejen entre sí. En una Población de un solo tipo, la atracción puede llevar a que se formen grupos, como un rebaño, mientras que la repulsión puede ayudar a que los individuos se distribuyan. Al observar múltiples poblaciones, como diferentes especies de animales o tipos de células, las interacciones se vuelven más complejas.
En escenarios con dos poblaciones distintas, podemos identificar cuatro interacciones principales: atracción y repulsión del mismo tipo, así como atracción y repulsión de tipo opuesto. Entender cómo estas interacciones moldean los movimientos a nivel grupal es clave para descubrir cómo diferentes tipos de poblaciones se organizan en el espacio. Otro factor importante es el rango de estas interacciones, que se refiere a qué tan lejos pueden percibirse unos a otros. Diferentes animales y células detectan a sus vecinos de distintas maneras: algunos pueden ver o tocar físicamente, mientras que otros pueden depender de olores o señales químicas.
Interacciones de Caza y Huida
Un comportamiento específico en el que queremos centrarnos se llama caza y huida, donde un grupo, digamos los “cazadores”, se mueve hacia otro grupo, los “huidos”, que a su vez intenta alejarse. Este tipo de Interacción se puede observar en muchos contextos, como la relación entre depredadores y presas en el reino animal o entre diferentes tipos de células en un embrión en desarrollo.
Un buen ejemplo de dinámicas de caza y huida se observa en las interacciones entre diferentes tipos de células en el pez cebra o durante el desarrollo temprano de ciertos tipos de células. En entornos de laboratorio controlados, los científicos han observado que cuando grupos de estas células diferentes se colocan cerca unas de otras, se mueven juntas, manteniendo una distancia consistente. Este movimiento puede ser crucial para el desarrollo adecuado de tejidos, ya que problemas con la migración celular pueden causar problemas más adelante.
Aunque parece lógico que los comportamientos individuales de caza y huida lleven a comportamientos grupales similares, hay otras posibilidades a nivel poblacional. Por ejemplo, los huyentes podrían escapar completamente de los cazadores, o los cazadores podrían capturar con éxito a los huyentes. También puede haber situaciones donde los individuos se persiguen entre sí en varias direcciones, lo que lleva a una población más dispersa.
Visión General del Modelo
Para entender la dinámica de estas interacciones de caza y huida, proponemos un modelo simplificado. El modelo se centra en interacciones caracterizadas por si son atractivas o repulsivas, su fuerza y su rango. A través de este modelo, buscamos mostrar una variedad de dinámicas a nivel poblacional, como movimientos sincronizados o segregación de poblaciones.
Representamos nuestro modelo matemáticamente usando ecuaciones que describen cómo cambian las poblaciones a lo largo del tiempo y el espacio según sus interacciones. El modelo considera dos tipos de poblaciones: cazadores (C) y huyentes (R). Cada individuo en estas poblaciones interactúa con sus vecinos, que se definen por su proximidad según rangos de interacción específicos.
Dinámicas de Movimiento e Interacción
En nuestro modelo, los cazadores atraen a otros cazadores, y los huyentes atraen a otros huyentes, mientras que la interacción de caza y huida ocurre entre las dos poblaciones. Las interacciones pueden variar ampliamente según qué tan lejos puede sentir cada población a la otra. Por ejemplo, la distancia en la que los cazadores pueden atraer a los huyentes podría ser mayor que la distancia que los huyentes pueden percibir a los cazadores, o viceversa.
Podemos analizar diferentes configuraciones a través de simulaciones para ver cómo estas interacciones llevan a diferentes comportamientos grupales. Podemos observar escenarios donde ambas poblaciones se atraen entre sí, donde solo los cazadores atraen, donde solo los huyentes atraen, o donde ninguna población tiene autoatracción.
Resultados: Dinámicas de Caza y Huida
A través de nuestras simulaciones, podemos observar los resultados de estas diversas interacciones. Notamos que cuando ambas poblaciones tienen una fuerte tendencia a atraer a los de su propia especie, a menudo vemos un patrón estable de comportamiento de caza y huida. Los cazadores pueden perseguir eficazmente a los huyentes, llevando a un movimiento constante.
Sin embargo, si las interacciones no están equilibradas o si una población es significativamente más débil en términos de fuerza de atracción, podríamos ver que las poblaciones se segregan. Los huyentes pueden evadir a los cazadores y formar grupos separados, o los cazadores pueden atrapar a los huyentes, lo que lleva a agregados mixtos.
También encontramos que los rangos de interacción juegan un papel vital en la determinación de la dinámica final del grupo. Si los cazadores tienen un rango sensorial más largo que los huyentes, emerge un comportamiento coherente de caza y huida. Pero si los huyentes pueden sentir a los cazadores a una mayor distancia, los patrones estacionarios o segregados son más comunes.
Dinámicas Bidimensionales
Cuando extendemos nuestro modelo a dos dimensiones, encontramos resultados similares, pero los patrones tienden a ser más intrincados. En un espacio bidimensional, los huyentes tienen más opciones para escapar de los cazadores. Esta complejidad añadida puede dar lugar a diferentes patrones de caza y huida o agregados estacionarios, dependiendo de los rangos de interacción.
En nuestras simulaciones bidimensionales, podemos observar varios comportamientos notables. Cuando los rangos de interacción crecen, vemos dinámicas persistentes de caza y huida. Sin embargo, rangos de interacción más pequeños conducen a patrones más esporádicos donde los grupos pueden dividirse y reformarse sin una dirección clara, dificultando que la caza y huida ocurran de manera consistente.
Modelado Basado en Individuos
Si bien nuestro modelo continuo nos da una comprensión amplia, también es útil ver modelos basados en individuos. Este enfoque implica simular individuos reales dentro de poblaciones en lugar de usar estimaciones de densidad. Al modelar comportamientos individuales más de cerca, podemos capturar algunos matices que podrían perderse en modelos continuos.
Usar un modelo individual basado en una red nos permite establecer parámetros específicos para las interacciones y observar los resultados. De acuerdo con el modelo continuo, encontramos que las dinámicas de caza y huida se manifiestan cuando el rango de interacción de caza es mayor que el rango de huida. También vemos que los efectos del comportamiento individual, como movimientos aleatorios y fluctuaciones, pueden impactar la dinámica grupal en general.
Rol de la Autoatracción
Un componente esencial para unas dinámicas robustas de caza y huida es la autoatracción de las poblaciones. Cuando los individuos pueden atraer a otros de su especie, se fortalece la posibilidad de formar grupos coherentes. Si solo una población puede atraerse a sí misma, aún podemos ver caza y huida, pero con patrones más débiles y erráticos.
En nuestros hallazgos, observamos que cuando solo los huyentes se autoatraen, las dinámicas de caza y huida pueden volverse incoherentes a medida que los huyentes se dividen y escapan en varias direcciones. De manera similar, si solo los cazadores se autoatraen, puede llevar a agregados estacionarios rodeados de huyentes dispersos, ya que las dinámicas cambian sin una dirección clara para la persecución.
Conclusión
En general, el estudio destaca cómo diferentes tipos de interacciones y sus rangos pueden influir significativamente en las dinámicas de movimiento colectivo en grupos de organismos. Los comportamientos de caza y huida pueden surgir en condiciones específicas pero también pueden disolverse en circunstancias menos óptimas. Comprender estas dinámicas proporciona una visión sobre la organización de grupos, ya sea en entornos ecológicos o durante procesos celulares.
De cara al futuro, estos conocimientos pueden allanar el camino para más investigaciones sobre las complejidades de las dinámicas colectivas, especialmente en entornos naturales donde hay varios factores en juego. Al comprender mejor cómo los rangos de interacción modelan los comportamientos, podemos obtener perspectivas valiosas sobre los mecanismos subyacentes que impulsan los movimientos en grupo.
Título: Variations in nonlocal interaction range lead to emergent chase-and-run in heterogeneous populations
Resumen: In a chase-and-run dynamic, the interaction between two individuals is such that one moves towards the other (the chaser), while the other moves away (the runner). Examples can be found in both interacting cells and interacting animals. Here we investigate the behaviours that can emerge at a population level, for a heterogeneous group that contains subpopulations of chasers and runners. We show that a wide variety of patterns can form, from stationary patterns to oscillatory and population-level chase-and-run, where the latter describes a synchronised collective movement of the two populations. We investigate the conditions under which different behaviours arise, specifically focusing on the interaction ranges: the distances over which cells or organisms can sense one anothers presence. We find that when the interaction range of the chaser is sufficiently larger than that of the runner - or when the interaction range of the chase is sufficiently larger than that of the run - population-level chase-and-run emerges in a robust manner. We discuss the results in the context of phenomena observed in cellular and ecological systems, with particular attention to the dynamics observed experimentally within populations of neural crest and placode cells.
Autores: Kevin J Painter, V. Giunta, J. R. Potts, S. Bernardi
Última actualización: 2024-06-21 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.06.17.599461
Fuente PDF: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.06.17.599461.full.pdf
Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
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