El papel de las proteínas G en la comunicación celular
Las proteínas G son vitales para la señalización celular y el enfoque de medicamentos.
Tony Trent, Justin J. Miller, Gregory R Bowman
― 8 minilectura
Tabla de contenidos
- Por qué importan las proteínas G
- Cómo funcionan las proteínas G
- Un inhibidor especial
- Técnicas avanzadas para estudiar las proteínas G
- Entendiendo la sensibilidad a YM
- La conexión alostérica
- Desempaquetando la pre-organización
- Proteínas G y sus familias
- Perspectivas futuras
- En conclusión
- Fuente original
Las proteínas G son jugadores importantes en nuestro cuerpo. Ayudan a transmitir señales dentro de nuestras células, actuando como mensajeros que le dicen a la célula qué hacer. Cuando algo en nuestro cuerpo quiere enviar una señal, a menudo comienza con un receptor en la superficie de la célula. Este receptor, conocido como receptor acoplado a proteína G o GPCR, llama la atención de la proteína G. Una vez que la proteína G se activa, puede afectar varios procesos, como controlar cómo funcionan nuestras células, cómo responden a señales externas e incluso cómo se comunican entre sí.
Por qué importan las proteínas G
¿Sabías que alrededor de un tercio de los medicamentos aprobados tienen como objetivo estos GPCRs? Eso significa que los fármacos diseñados para combatir condiciones como la presión arterial alta o la depresión a menudo funcionan al dirigirse a estos receptores. Sin embargo, hay un giro. Algunas enfermedades son causadas por mutaciones en las propias proteínas G, lo que significa que la estrategia habitual de apuntar a los GPCR no funcionará tan bien. Aquí es donde apuntar directamente a las proteínas G podría marcar la diferencia.
Piénsalo como intentar arreglar un coche roto mirando solo el volante en lugar del motor. Si el motor está defectuoso, no importa cuán bien arregles el volante, el coche aún no funcionará correctamente.
Cómo funcionan las proteínas G
Las proteínas G están compuestas por tres partes: Gα, Gβ y Gγ, que juntas forman un equipo. Cuando un receptor se activa, provoca un cambio en la proteína G, haciendo que intercambie una molécula llamada GDP por otra llamada GTP. Este intercambio es un poco como encender un interruptor de luz. Cuando la proteína G está "encendida", puede enviar señales a otras partes de la célula, como enzimas y canales iónicos, que son esenciales para una variedad de funciones celulares.
En su estado inactivo, Gα sostiene GDP y permanece unido a la unidad Gβγ. Cuando un receptor activa la proteína G, la unidad Gα libera GDP y Gβγ, se une a GTP y comienza a transmitir la señal. Esta interacción puede causar cambios importantes en las operaciones celulares. Imagina un efecto dominó donde una acción lleva a una serie de otras reacciones que, en última instancia, benefician o perjudican a la célula según la señal recibida.
Un inhibidor especial
Los científicos siempre están buscando moléculas especiales que puedan ayudar a controlar estas proteínas G. Una molécula interesante se llama YM-254890. Se sabe que inhibe específicamente la familia de proteínas Gq/11. Piénsalo como una llave que cierra la puerta a una habitación donde las proteínas G están "pasando el rato", evitando que se unan a lo que está haciendo la célula. Sin embargo, crear nuevos inhibidores que puedan hacer esto sin efectos secundarios negativos ha resultado complicado.
Lo que hace que YM sea fascinante es que parece detener a la proteína G de soltar ese GDP, esencialmente congelándola en su lugar. ¿El desafío? Encontrar otros compuestos que puedan funcionar de manera similar y dirigirse a diferentes familias de proteínas G sin perder efectividad.
Técnicas avanzadas para estudiar las proteínas G
Para comprender mejor cómo interactúan moléculas como YM con las proteínas G, los investigadores utilizan simulaciones y modelos. Imagina intentar predecir cómo reaccionará una multitud a un ruido fuerte. Puedes observar cómo podrían reaccionar las personas individuales según comportamientos pasados. De manera similar, los científicos realizan simulaciones en proteínas G para ver cómo se mueven en diversas condiciones y qué sucede cuando se introducen compuestos como YM.
Al rastrear estos movimientos, pueden crear mapas visuales para mostrar cómo podrían comportarse estas proteínas en la vida real. Este método ayuda a los científicos a entender el sutil baile que ocurre cuando las proteínas G interactúan con otras moléculas.
Entendiendo la sensibilidad a YM
Los investigadores descubrieron que ciertas proteínas G son sensibles a YM mientras que otras no. Esta sensibilidad puede depender de cómo está estructurada la proteína. Algunas proteínas parecen estar naturalmente preparadas para unirse a YM, como si hubieran estado entrenando para un evento especial. Tienen la forma y postura adecuadas para recibir a YM como invitado. Otras proteínas, sin embargo, parecen estar un poco fuera de forma para tal invitación.
Para ver cuán sensibles son estas proteínas a YM, los científicos las compararon usando simulaciones avanzadas. Estaban en la búsqueda de descubrir por qué algunas proteínas podían abrazar a YM fácilmente mientras que otras no lograban interactuar.
La conexión alostérica
Ahora, aquí es donde las cosas se ponen un poco más emocionantes. Resulta que hay algo llamado alostería en juego. Esto es cuando la unión de una molécula afecta la unión de otra molécula en otra parte de la proteína. Imagina que poner un sombrero a alguien cambia la forma en que le quedan los zapatos. Si una proteína G puede ser influenciada por YM, también puede afectar cómo interactúa con su pareja, Gβγ.
Al estudiar esta conexión alostérica, los investigadores pueden descubrir medicamentos potenciales que funcionen sistemáticamente a gran escala, ayudándoles a crear tratamientos más efectivos. Observaron que YM no solo se une a Gα; también afecta cómo Gβγ interactúa con Gα, influyendo así en todo el proceso de señalización.
Desempaquetando la pre-organización
El término pre-organización suena elegante, pero en realidad, se trata de cuán lista está una molécula para unirse a otra. En el caso de las proteínas G sensibles, los investigadores encontraron que estas proteínas están estructuradas naturalmente de tal manera que facilita su unión con YM. Si fueran un equipo de bailarines, algunos estarían perfectamente afinados y listos para actuar, mientras que otros aún están intentando aprender los pasos.
La investigación mostró que las proteínas G sensibles tienen una mayor probabilidad de estar en la forma correcta o "pose" cuando YM aparece en escena en comparación con sus contrapartes insensibles, lo que facilita su conexión. Esta probabilidad es lo que los científicos llaman pre-organización, y juega un gran papel en cuán bien interactúan las proteínas con YM.
Proteínas G y sus familias
Las proteínas G no trabajan de forma aislada; pertenecen a familias, cada una con diferentes roles en el cuerpo. La familia Gq/11 es solo un ejemplo, y los investigadores están interesados en dirigir estos grupos para posibles desarrollos terapéuticos. Sin embargo, enfrentan un desafío: cómo crear inhibidores que afecten específicamente a ciertas familias sin influir en otras.
En un mundo donde las proteínas G son como diferentes equipos deportivos, quieres poder animar a un equipo sin aplaudir accidentalmente a un rival. En este momento, la búsqueda de los inhibidores perfectos sigue en marcha, con científicos esperando desarrollar medicamentos que puedan dirigir las proteínas con precisión.
Perspectivas futuras
Con el conocimiento que se ha adquirido sobre las proteínas G, su estructura y sus interacciones con compuestos como YM, el futuro se ve brillante para el desarrollo de nuevos tratamientos. Esto podría ayudar en el tratamiento de enfermedades donde las proteínas G juegan un papel, potencialmente conduciendo a avances que podrían salvar o mejorar vidas.
Utilizando herramientas como simulaciones y modelos, los investigadores están continuamente recopilando información que puede guiar el camino a seguir. A medida que profundizan más en cómo operan estas proteínas, la esperanza es que descubran nuevas estrategias para combatir enfermedades relacionadas con el mal funcionamiento de la proteína G.
En conclusión
Las proteínas G son moléculas fascinantes que desempeñan roles críticos dentro de nuestras células. Entenderlas mejor abre la puerta a crear tratamientos más efectivos para diversas condiciones. Moléculas especiales como YM-254890 iluminan la forma en que podemos manipular estas proteínas para influir en importantes procesos biológicos. Con la investigación en curso y los avances en tecnología, hay mucho entusiasmo en torno al potencial de nuevas terapias que podrían surgir en los próximos años. Imagina un mundo donde las enfermedades ligadas a malfunciones de las proteínas G puedan ser tratadas de manera más efectiva; ese es el objetivo, y los investigadores están en el camino para hacerlo realidad.
Título: The G protein inhibitor YM-254890 is an allosteric glue
Resumen: Given the prominence of G protein coupled receptors (GPCRs) as drug targets, targeting their immediate downstream effectors, G proteins, could be of immense therapeutic value. The discovery that the natural product YM-254890 (YM) can arrest uveal melanoma by specifically inhibiting constitutively active Gq/11without impacting other G protein families demonstrates the potential of this approach. However, efforts to find other G protein family-specific inhibitors have had limited success. Better understanding the mechanism of YM could facilitate efforts to develop other highly specific G protein inhibitors. We hypothesized that differences between the conformational distributions of various G proteins play an important role in determining he specificity of inhibitors like YM. To explore this hypothesis, we built Markov state models (MSMs) from molecular dynamics simulations of the G subunits of three different G proteins, as YM predominantly contacts G. We also modeled the heterotrimeric versions of these proteins where G is bound to the G{beta}{gamma} heterodimer. We find that YM-sensitive G proteins have a higher probability of adopting YM-bound-like conformations than insensitive variants. There is also strong allosteric coupling between the YM- and G{beta}{gamma}-binding interfaces of G. This allostery gives rise to positive cooperativity, wherein the presence of G{beta}{gamma} enhances preorganization for YM binding. We predict that YM acts as an "allosteric" glue that allosterically stabilizes the complex between G and G{beta}{gamma} despite the minimal contacts between YM and G{beta}{gamma}.
Autores: Tony Trent, Justin J. Miller, Gregory R Bowman
Última actualización: 2024-11-28 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.11.25.625299
Fuente PDF: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.11.25.625299.full.pdf
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