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# Ciencias de la Salud# Epidemiología

El impacto oculto del COVID-19 en Madagascar rural

Explorando el verdadero alcance del COVID-19 en las zonas rurales de Madagascar.

― 8 minilectura


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Cuando COVID-19 apareció por primera vez en Wuhan, China, los expertos rápidamente reconocieron su potencial para causar un brote mundial. Para finales de 2021, miles de millones de personas habían sido infectadas y millones habían muerto a causa de la enfermedad. Mientras aprendíamos más sobre cómo factores como la edad, el género y problemas de salud subyacentes pueden afectar la gravedad de COVID-19, muchas partes del mundo, especialmente en África, carecían de información precisa sobre cómo se estaba propagando el virus. Esta incertidumbre llevó a discusiones sobre si África podría estar menos afectada por COVID-19 que otras regiones.

La región africana de la OMS enfrentó desafíos únicos durante la pandemia. Muchos temían que la región pudiera ser particularmente vulnerable a COVID-19 debido a problemas de salud existentes, acceso limitado a atención médica y tratamiento inadecuado. Sorprendentemente, muchos países africanos reportaron cifras de casos y muertes por COVID-19 más bajas de lo esperado. Algunos sugirieron que esto podría deberse a diferencias genéticas o ambientales entre las poblaciones.

Tres años después de la pandemia, todavía enfrentamos preguntas sobre cuántas personas en la región africana de la OMS realmente se infectaron y cuántas murieron a causa de COVID-19. Las pruebas para el virus a menudo eran limitadas, lo que dificultaba confiar en los números del gobierno. Estudios recientes sugirieron que las tasas de Infección podrían haber sido bastante altas a mediados de 2021, con algunas regiones de África potencialmente teniendo algunas de las tasas de infección más altas del mundo. Sin embargo, los estudios fiables que capturan a la población en general han sido escasos, y muchos de los que existen tienden a enfocarse en grupos específicos, como trabajadores de la salud o donantes de sangre, en lugar de en el público en general.

Otro gran desafío para evaluar el impacto de COVID-19 en África es la dificultad de rastrear muertes debido a los sistemas de registro limitados. Debido a las altas tasas de Mortalidad general en estas áreas, puede ser complicado saber cuántas muertes estaban directamente relacionadas con COVID-19. Durante el brote de ébola, las interrupciones en los sistemas de salud también contribuyeron a una mortalidad indirecta significativa. Las estimaciones de muertes por COVID-19 varían ampliamente; mientras que algunos sugieren menos de 500,000 muertes en 2020 y 2021, otros informes indican que el número real podría ser varias veces mayor. Las áreas rurales y empobrecidas tienen incluso menos recursos para rastrear con precisión los casos y muertes de COVID-19.

Dadas estas incógnitas, este estudio utilizó un estudio de salud a largo plazo en Madagascar rural para entender mejor el impacto de COVID-19 en esa población desde abril hasta junio de 2021. Esta área, llamada Ifanadiana, tiene alrededor de 200,000 residentes, la mayoría de los cuales dependen de la agricultura para su sustento. La región lucha con la pobreza y tiene acceso limitado a instalaciones de salud. A lo largo de los años, se han implementado diversas iniciativas para mejorar la salud, pero las tasas de pruebas para COVID-19 se mantuvieron bajas.

Área de estudio

Ifanadiana es un distrito rural en el sureste de Madagascar con una población que depende en gran medida de la agricultura. La mayoría de los residentes vive en extrema pobreza, y la mala infraestructura vial dificulta el acceso a la atención médica. Solo hay un hospital de referencia y varios centros de salud más pequeños, que a menudo carecen de recursos. Aunque las mejoras en el sistema de salud comenzaron en 2014, la zona aún enfrentaba muchos desafíos durante la pandemia, incluyendo la falta de instalaciones de pruebas.

En el momento de nuestro estudio, se habían confirmado menos de 350 casos de COVID-19 en toda la región de Vatovavy. Dadas estas circunstancias, se volvió crucial estimar cuántas personas experimentaron morbilidad y mortalidad por COVID-19 en Ifanadiana durante las dos primeras olas de la pandemia.

Recolección de datos

El estudio consistió en añadir una encuesta de seroprevalencia a un proyecto de salud en curso que comenzó en 2014. Esta encuesta recopiló información de salud y demográfica de una muestra de 1,600 hogares. En 2021, la encuesta incluyó preguntas sobre síntomas de COVID-19 en los últimos seis meses, y se tomaron muestras de sangre para buscar anticuerpos contra el virus. Enfermeras capacitadas recolectaron pequeñas muestras de sangre de aproximadamente 6,500 individuos, lo que permitió detectar tanto infecciones recientes como pasadas.

Los datos se recopilaron utilizando cuestionarios estándar cuidadosamente diseñados y adaptados para esta población. El Instituto Nacional de Estadística de Madagascar coordinó la encuesta, asegurando una sólida capacitación y supervisión de los recolectores de datos. La encuesta se estructuró para incluir una variedad de hogares, ayudando a capturar una visión amplia de la salud en la región.

También se implementaron protocolos de seguridad para prevenir la propagación de COVID-19 durante la recolección de datos. Los equipos de la encuesta se sometieron a pruebas regularmente, y se aplicaron medidas como el uso de mascarillas para proteger tanto a los equipos como a los participantes.

Pruebas de anticuerpos

Una vez recolectadas las muestras de sangre, se procesaron para detectar anticuerpos contra varias proteínas del virus SARS-CoV-2. Este análisis ayuda a determinar si los individuos habían sido infectados con el virus, incluso si no mostraron síntomas.

Para analizar las muestras de sangre, se realizaron diversas pruebas y se utilizaron controles para asegurar la precisión. El análisis implicó comparar los niveles de anticuerpos para determinar la seroprevalencia, es decir, la proporción de la población que había encontrado el virus en algún momento, tuviera o no síntomas.

Detección de infecciones

El análisis indicó que alrededor del 18% de la población había sido infectada con COVID-19 a mediados de 2021. Este fue un hallazgo sorprendente considerando el bajo número de casos reportados. El estudio mostró que la mayoría de las infecciones ocurrieron a lo largo de la única carretera pavimentada en el distrito durante la primera ola, mientras que la segunda ola se extendió a áreas más remotas.

Sorprendentemente, a pesar de que muchas personas en el distrito no reportaron síntomas de COVID-19, las tasas de seroprevalencia mostraron que la infección se había propagado ampliamente. Se analizaron factores de comportamiento como la edad, el género y el estatus socioeconómico para entender quién era más propenso a haberse infectado. Las personas de 30 años o más tenían tasas de infección más altas, mientras que los niños más pequeños tenían tasas más bajas.

Patrones geográficos

Al examinar los patrones geográficos, los investigadores observaron que la seroprevalencia era mayor en clústeres cerca de carreteras o pueblos en comparación con los que estaban más alejados. Estos hallazgos sugieren que la conectividad y la densidad poblacional juegan papeles significativos en la propagación de COVID-19, incluso en áreas rurales.

Los factores asociados con la infección diferían entre los casos pasados y recientes. En la primera ola, las personas en hogares más ricos y aquellas con ciertos trabajos, como las que no estaban involucradas en la agricultura, estaban en mayor riesgo de infección. En contraste, durante la segunda ola, aquellos que reportaron síntomas de COVID-19 eran más propensos a mostrar evidencia de infecciones recientes.

Estimaciones de mortalidad

Otro aspecto crítico del estudio fue estimar cómo COVID-19 afectó las tasas de mortalidad. Los investigadores analizaron datos de mortalidad de adultos del estudio longitudinal para evaluar cambios a lo largo del tiempo. Los hallazgos indicaron que las tasas de mortalidad aumentaron en 2020, especialmente entre hombres mayores, lo cual era preocupante dado los ya altos niveles de mortalidad en la zona.

Aunque muchas muertes no pudieron vincularse directamente a COVID-19, se observó un cierto nivel de mortalidad excesiva durante los años de pandemia. La investigación sugirió que solo una pequeña proporción de las muertes excesivas podría atribuirse directamente a COVID-19, indicando la posible influencia de otros factores, como interrupciones en la atención médica o mayores tasas de mortalidad general debido a problemas de salud existentes.

Conclusión

Este estudio pinta un cuadro complejo de COVID-19 en una zona rural de Madagascar. Los resultados demuestran que COVID-19 tuvo un impacto significativo en la población local, incluso en una región que podría haber parecido menos afectada en un principio. Los datos revelan una alta tasa de infecciones a pesar de los bajos números reportados oficialmente, destacando la necesidad de investigar más en áreas rurales y desatendidas.

Los hallazgos enfatizan que los entornos rurales pueden enfrentar desafíos únicos durante una pandemia, incluida la limitada acceso a atención médica y la necesidad de mejorar los sistemas de recolección de datos para entender mejor la verdadera carga de la enfermedad. Esta comprensión es crucial no solo para gestionar COVID-19, sino también para prepararse para futuras crisis de salud que puedan surgir en poblaciones vulnerables.

Mejorar los sistemas de salud, tener mejores diagnósticos y seguir investigando son cruciales para dar respuestas adecuadas a pandemias en comunidades rurales de todo el mundo.

Fuente original

Título: Morbidity and mortality burden of COVID-19 in rural Madagascar: results from a longitudinal cohort and nested seroprevalence study

Resumen: IntroductionThree years into the pandemic, there remains significant uncertainty about the true infection and mortality burden of COVID-19 in the WHO-Africa region. High quality, population-representative studies in Africa are rare and tend to be conducted in national capitals or large cities, leaving a substantial gap in our understanding of the impact of COVID-19 in rural, low-resource settings. Here, we estimated the spatio-temporal morbidity and mortality burden associated with COVID-19 in a rural health district of Madagascar until the first half of 2021. MethodsWe integrated a nested seroprevalence study within a pre-existing longitudinal cohort conducted in a representative sample of 1600 households in Ifanadiana District, Madagascar. Socio-demographic and health information was collected in combination with dried blood spots for about 6500 individuals of all ages, which were analysed to detect IgG and IgM antibodies against four specific proteins of SARS-CoV2 in bead-based multiplex immunoassay. We evaluated spatio-temporal patterns in COVID-19 infection history and its associations with several geographic, socio-economic and demographic factors via logistic regressions. ResultsEighteen percent of people had been infected by April-June 2021, with seroprevalence increasing with individuals age. COVID-19 primarily spread along the only paved road and in major towns during the first epidemic wave, subsequently spreading along secondary roads during the second wave to more remote areas. Wealthier individuals and those with occupations such as commerce and formal employment were at higher risk of being infected in the first wave. Adult mortality increased in 2020, particularly for older men for whom it nearly doubled up to nearly 40 deaths per 1000. Less than 10% of mortality in this period could be directly attributed to COVID-19 deaths given known infection fatality ratios and observed seroprevalence in the district. ConclusionOur study provides a very granular understanding on COVID-19 transmission and mortality in a rural population of sub-Saharan Africa and suggests that the disease burden in these areas may have been substantially underestimated.

Autores: Andres Garchitorena, L. T. Rasoloharimanana, R. J. Rakotonanahary, M. V. Evans, A. C. Miller, K. E. Finnegan, L. F. Cordier, G. Cowley, B. Razafinjato, M. Randriamanambintsoa, S. Andrianambinina, S. Popper, R. Hotahiene, M. H. Bonds, M. Schoenhals

Última actualización: 2023-03-24 00:00:00

Idioma: English

Fuente URL: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.03.24.23287674

Fuente PDF: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.03.24.23287674.full.pdf

Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/

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