Comportamiento de Insectos: Comida vs. Parejas
Explora cómo los insectos equilibran el hambre y el apareamiento a través de señales químicas.
Hong-Fei Li, Bao Dong, Yuan-Yuan Peng, Hao-Yue Luo, Xiao-Lan Ou, Zheng-Lin Ren, Yoonseong Park, Jin-Jun Wang, Hong-Bo Jiang
― 7 minilectura
Tabla de contenidos
- El Cerebro Detrás de Todo
- El Papel de las Señales Químicas
- Interruptores de Comportamiento en Acción
- Antenas: La Nariz de un Insecto
- La Conexión de la Sulfakinina
- Ajustes Genéticos Revelan Más
- El Cambio en la Sensibilidad Olfativa
- Una Historia Evolutiva
- Conclusión
- Fuente original
- Enlaces de referencia
En el mundo de los insectos, podrías decir que todo se trata de prioridades. Cuando se trata de sobrevivir, algunos bichos deciden enfocarse en encontrar comida, mientras que otros van directo al grano y buscan pareja. Si un insecto no ha comido en un tiempo, será más activo en la búsqueda de alimento. Por otro lado, cuando está bien alimentado y listo para reproducirse, ese insecto se pone las pilas en su juego de apareamiento.
Este cambio en el comportamiento no es aleatorio; involucra sistemas intrincados en el sistema nervioso del insecto, influenciados por señales químicas especiales conocidas como neuropeptidos. Piensa en los neuropeptidos como pequeños mensajeros que le dicen al insecto qué hacer según su estado actual, ya sea que tenga hambre o esté listo para aparearse.
El Cerebro Detrás de Todo
La investigación sobre las moscas de la fruta ha identificado dos neuropeptidos principales: sulfakinina (Sk) y neuropeptido corto F (sNPF). Estas moléculas especiales son responsables de mediar el proceso de toma de decisiones que permite a las moscas equilibrar su hambre con su deseo de reproducirse. Si una mosca tiene hambre, las señales hidroxi ladas pueden aumentar la necesidad de buscar comida. Por otro lado, si una mosca está bien alimentada, estas señales pueden redirigir su energía hacia encontrar una pareja.
En los mamíferos, la situación es bastante similar. Hay un neuropeptido llamado Colecistoquinina (CCK) que comunica cuando un individuo está lleno. Esta señal no solo afecta cómo comemos, sino que también juega un papel en la gestión del comportamiento sexual en los mamíferos.
El Papel de las Señales Químicas
En el mundo de los insectos, la mosca oriental de la fruta (Bactrocera dorsalis) es una plaga agrícola notoria. Esta mosca depende de diferentes componentes químicos que se encuentran en la comida y feromonas sexuales para atraer parejas o localizar alimentos. Varias sustancias dentro de estos olores ayudan a decidir si debe ir tras la comida o enfocarse en el cortejo.
Aún hay mucho por aprender sobre cómo estas señales químicas influyen en el comportamiento de B. dorsalis. Pero una hipótesis sugiere que la sulfakinina y sus sistemas receptores desempeñan un papel enorme en el cambio entre la búsqueda de comida y la búsqueda de pareja.
Interruptores de Comportamiento en Acción
Para investigar cómo B. dorsalis cambia entre buscar comida y buscar pareja, los investigadores llevaron a cabo experimentos basados en el estado fisiológico de la mosca. Descubrieron que cuanto más tiempo había pasado una mosca sin comer, más probable era que tuviera éxito en encontrar comida. En contraste, las tasas de apareamiento de estas moscas disminuyeron con el ayuno prolongado.
Esto muestra que el hambre tiene un efecto directo en cómo se comportan estas moscas, haciéndolas más enfocadas en encontrar comida en lugar de involucrarse en el cortejo. Cuando las fuentes de comida son escasas, esas moscas saben que es hora de ir a la despensa, en lugar de a la escena de los pajaritos enamorados.
Antenas: La Nariz de un Insecto
Las antenas se convierten en herramientas sensoriales cruciales para las moscas mientras se dedican a forrajear o cortejar. En términos simples, las antenas de una mosca funcionan como su nariz. Los científicos utilizaron un electroantennograma (EAG) para medir qué tan bien las moscas podían detectar olores específicos relacionados con la comida y feromonas. Descubrieron que las moscas hambrientas mostraban respuestas aumentadas a los olores de la comida mientras que mostraban menor sensibilidad a los olores de posibles parejas.
Lo que esto significa es que cuando una mosca está hambrienta, sus antenas se vuelven más sensibles a los olores de la comida, casi como si hubiera desarrollado un superpoder para olfatear su plato favorito. Sin embargo, cuando la mosca está bien alimentada, ocurre lo contrario: las antenas se vuelven menos sensibles a los olores de posibles parejas.
La Conexión de la Sulfakinina
Los experimentos mostraron que la expresión de la vía de señalización Sk en las antenas de las moscas hambrientas aumenta significativamente. Esto significa que la sulfakinina básicamente le dice a las antenas: "¡Hey, presta atención a esos olores de comida!" También se encontró que las vías de señalización involucradas influencian la expresión de genes específicos relacionados con la percepción de olores.
En moscas sanas, el sistema de señalización Sk también juega un papel en frenar el comportamiento de apareamiento durante los tiempos de hambre. Parece que, aunque el éxito en la búsqueda de comida es vital, la necesidad de alimento puede poner el apareamiento en un segundo plano.
Ajustes Genéticos Revelan Más
Los investigadores introdujeron modificaciones genéticas a B. dorsalis para descubrir más sobre cómo funciona el sistema de señalización Sk. Crearon moscas mutantes con receptores de neuropeptidos faltantes y observaron cómo cambiaron sus comportamientos de alimentación y apareamiento. Los resultados indicaron que estas modificaciones llevaron a un aumento en el consumo de comida y a una reducción en el éxito de forrajeo, señalando el papel crítico de Sk y su receptor en impulsar el comportamiento de forrajeo.
Curiosamente, mientras que ambos tipos mutantes mostraron menos éxito en encontrar comida, aún tenían respuestas mayores a los olores de comida que los tipos salvajes bien alimentados. Esto sugiere que, incluso sin sus receptores, estas moscas aún mantenían algún nivel de comportamiento de búsqueda, aunque no tan eficientemente.
El Cambio en la Sensibilidad Olfativa
A través de la secuenciación de RNA, los investigadores identificaron varios genes conectados a la recepción de olores que se comportaban de manera diferente en moscas hambrientas frente a bien alimentadas. Lo que todo esto significa es que el sistema de señalización Sk no solo se trata de tomar decisiones; también ajusta cómo las antenas detectan olores.
Cuando las moscas están hambrientas, aumentan su sensibilidad a los olores de la comida mientras disminuyen la sensibilidad a las feromonas. Es como si tuvieran un interruptor incorporado que puede cambiar según lo que necesiten en ese momento—ya sea una comida deliciosa o una cita.
Una Historia Evolutiva
Curiosamente, las moléculas de señalización como la sulfakinina y CCK han existido desde el inicio de los tiempos y no son exclusivas de un solo tipo de organismo. Se encuentran en diversas especies, mostrando una conexión antigua. Esta similitud sugiere que los roles desempeñados por estos neuropeptidos—como regular el hambre y los comportamientos reproductivos—están profundamente arraigados en la historia biológica.
Conclusión
En resumen, la investigación de B. dorsalis ha proporcionado una mirada fascinante sobre cómo los neuropeptidos como la sulfakinina y receptores como SkR1 interactúan con los receptores de olores para determinar el comportamiento de los insectos. La capacidad de cambiar entre la búsqueda de comida y el apareamiento dependiendo de la situación alimentaria no solo es crucial para la supervivencia individual, sino que también ofrece ideas sobre los mecanismos evolutivos más amplios que moldean el comportamiento de los insectos.
Así que la próxima vez que veas a una mosca de la fruta zumbando en tu cocina, recuerda que está enfrentando sus propias luchas internas—sopesando la delicia de tus sobras contra el atractivo de encontrar pareja. ¡Vaya decisión difícil!
Fuente original
Título: The Neuropeptide Sulfakinin, a peripheral regulator of insect behavior switch between mating and foraging
Resumen: Behavioral strategies for foraging and reproduction in the oriental fruit fly (Bactrocera dorsalis) are alternative options for resource allocation and are controlled by neuropeptides. Here we show that the behavioral switch between foraging and reproduction is associated with changes in antennal sensitivity. Starved flies became more sensitive to food odors while suppressing their response to opposite-sex pheromones. The gene encoding sulfakinin receptor 1 (SkR1) was significantly upregulated in the antennae of starved flies, so we tested the behavioral phenotypes of null mutants for the genes encoding the receptor (skr1-/-) and its ligand sulfakinin (sk-/-). In both knockout lines, the antennal responses shifted to mating mode even when flies were starved. This suggests that sulfakinin signaling via SkR1 promotes foraging while suppressing mating. Further analysis of the mutant flies revealed that sets of odorant receptor (OR) genes were differentially expressed. Functional characterization of the differentially expressed ORs suggested that sulfakinin directly suppresses the expression of ORs that respond to opposite-sex hormones while enhancing the expression of ORs that detect food volatiles. We conclude that sulfakinin signaling via SkR1, modulating OR expressions and leading to altered antenna sensitivities, is an important component in starvation-dependent behavioral change.
Autores: Hong-Fei Li, Bao Dong, Yuan-Yuan Peng, Hao-Yue Luo, Xiao-Lan Ou, Zheng-Lin Ren, Yoonseong Park, Jin-Jun Wang, Hong-Bo Jiang
Última actualización: 2024-12-20 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.07.30.605941
Fuente PDF: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.07.30.605941.full.pdf
Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
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