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# Biología# Biología evolutiva

Cómo conviven las plantas y los insectos

Examinando las defensas de las plantas y las adaptaciones de los insectos en la naturaleza.

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Las plantas han desarrollado químicos especiales como una forma de protegerse de los insectos que quieren comérselas. Algunos de estos químicos pueden ser tóxicos. En respuesta, muchos insectos también han cambiado con el tiempo para lidiar con estas toxinas de las plantas. Pueden evitar estos químicos por completo o encontrar formas de sobrellevar sus efectos si los ingieren. Curiosamente, algunos insectos incluso han aprendido a usar estas toxinas de las plantas a su favor, utilizándolas para atraer parejas o defenderse de depredadores.

Mecanismos de Defensa de las Plantas

Las plantas producen una variedad de químicos conocidos como Metabolitos Especializados. Algunos de estos pueden ser dañinos o incluso tóxicos para los insectos. Por ejemplo, las plantas de algodoncillo contienen cardenolidos, que son tóxicos para muchos insectos. Sin embargo, las orugas de la mariposa monarca se han adaptado para comer estas plantas. Pueden almacenar estas toxinas en sus cuerpos, haciéndolas menos atractivas para los depredadores. Este es un ejemplo clásico de cómo algunos insectos han desarrollado resistencia a las defensas de las plantas.

Las plantas de la familia Brassicales, como la mostaza y el repollo, tienen su propia forma única de defenderse contra los insectos. Estas plantas producen químicos llamados Glucosinolatos. Cuando los insectos intentan comerlas, estos glucosinolatos se descomponen en compuestos tóxicos, como los isotiocianatos (ITCs). Esto hace que estas plantas sean menos atractivas para los insectos herbívoros.

Diferentes especies de plantas tienen diferentes mezclas de glucosinolatos, lo que crea un paisaje químico diverso que dificulta la adaptación de los insectos. Esta complejidad en la química de las plantas representa una barrera para muchos insectos, especialmente aquellos que no están especializados para esa planta específica.

Adaptaciones de los Insectos

Para sobrevivir en ambientes llenos de plantas tóxicas, algunos insectos han desarrollado características especializadas. Por ejemplo, ciertos tipos de moscas drosófilas se han adaptado específicamente para comer plantas Brassicales. Estas moscas tienen ciertas enzimas en sus cuerpos que les ayudan a desintoxicar los químicos dañinos que encuentran.

Una de estas moscas, Scaptomyza flava, tiene células sensoriales específicas que le ayudan a detectar y responder a estas toxinas. La investigación ha demostrado que estas moscas pueden elegir hojas con menores concentraciones de químicos tóxicos para poner sus huevos. Este comportamiento selectivo puede ayudar a reducir el riesgo para sus crías.

Los insectos también tienen sistemas sensoriales que les permiten detectar químicos peligrosos. Pueden oler y saborear estas toxinas antes de consumarlas. Esta habilidad para evitar sustancias dañinas es crucial para su supervivencia.

El Rol del Olfato

Insectos como Drosophila melanogaster, comúnmente conocidos como moscas de la fruta, pueden saborear y oler estos químicos tóxicos. Cuando entran en contacto con una toxina como el ITC, reaccionan negativamente. Esto se debe a que sus células sensoriales pueden reconocer las firmas químicas de estos compuestos peligrosos.

Cuando las moscas se encuentran con ITCs, receptores de sabor específicos en sus cuerpos se activan. Esto conduce a un comportamiento de evitación, manteniéndolas a salvo del daño. La investigación ha demostrado que cuando están expuestas a estas toxinas, las moscas de la fruta ajustan su comportamiento alimenticio para evitar áreas donde detectan estos químicos dañinos.

Estudios de Comportamiento

Los estudios sobre el comportamiento de estos insectos han revelado mucho sobre cómo interactúan con las toxinas de las plantas. Por ejemplo, cuando los investigadores ofrecieron a las moscas de la fruta una elección entre comida azucarada y comida mezclada con ITC, las moscas redujeron su consumo de azúcar cuando estaba presente el ITC. Esto indica que las moscas pueden detectar y responder a la presencia de la toxina.

Los experimentos también muestran que las moscas de la fruta tienen una fuerte aversión a los ITCs. Tienden a evitar áreas donde estos químicos están presentes. Cuando se les da a elegir entre un tubo lleno de una sustancia inofensiva y uno lleno de ITC, las moscas de fruta normales generalmente eligen el tubo inofensivo.

Curiosamente, la capacidad de evitar estas toxinas no es universal entre todas las especies relacionadas. Por ejemplo, algunas especies de insectos que están estrechamente relacionadas con Drosophila melanogaster no tienen el mismo nivel de sensibilidad a estos químicos dañinos y pueden no mostrar el mismo comportamiento de evitación.

Cambios Genéticos y Adaptación

La capacidad de los insectos para adaptarse a las toxinas de las plantas puede implicar cambios a nivel genético. Por ejemplo, los Receptores Olfativos en estos insectos juegan un papel importante en su capacidad para detectar varios químicos en su entorno. Algunos estudios han mostrado que ciertos genes pueden duplicarse con el tiempo y llevar a nuevas funciones.

En algunos casos, los insectos que se especializan en alimentarse de plantas tóxicas pueden tener más copias de genes específicos de receptores olfativos. Esto podría permitirles detectar una mayor variedad de señales, ayudándoles a encontrar plantas adecuadas para alimentarse y reproducirse.

La evolución de estos receptores está en curso y puede estar influenciada por las plantas en las que los insectos se especializan. Por ejemplo, los especialistas en Brassicales como Scaptomyza flava han desarrollado adaptaciones únicas que les permiten percibir y responder mejor a los químicos liberados por sus plantas huésped.

La Importancia de los Insectos en los Ecosistemas

Los insectos juegan roles esenciales en los ecosistemas, incluyendo la polinización, la descomposición y sirviendo como alimento para otros animales. Sus relaciones con las plantas son cruciales tanto para su supervivencia como para la salud general de sus entornos.

La interacción entre plantas e insectos es un ejemplo clásico de Co-evolución. A medida que las plantas desarrollan mejores defensas, los insectos, a su vez, encuentran nuevas formas de superar estos desafíos. Esta relación continua da forma a muchos ecosistemas e influye en la diversidad de las poblaciones de plantas e insectos.

Conclusión

Entender cómo interactúan plantas e insectos revela una red compleja de relaciones que impactan la biodiversidad y la salud del ecosistema. La evolución de las toxinas de las plantas y las adaptaciones de los insectos a estas toxinas es un área fascinante de estudio. La investigación continúa descubriendo el intrincado equilibrio de estas relaciones, ofreciendo ideas sobre cómo tanto las plantas como los insectos se adaptan y sobreviven en un ambiente compartido. A medida que aprendemos más sobre estas interacciones, se resalta la importancia de preservar hábitats naturales para mantener estos ecosistemas críticos.

Fuente original

Título: Odorant receptors tuned to isothiocyanates in Drosophila melanogaster and their evolutionary expansion in herbivorous relatives

Resumen: Plants release complex volatile compounds to attract mutualists, deter herbivores, and deceive pollinators. Here, we used herbivorous specialist flies that feed on mustard plants (Scaptomyza spp.) and microbe-feeding species (Drosophila melanogaster and Scaptomyza spp.) to investigate how plant-derived electrophilic toxins such as isothiocyanates (ITCs) affect insects, and how flies detect these compounds through olfaction. In survival assays, D. melanogaster exposed to volatile allyl isothiocyanate (AITC), a toxin derived from many Brassicales plants, were acutely intoxicated, demonstrating the high toxicity of this volatile compound to non-specialized insects. Through single sensillum recordings (SSR) from olfactory organs and behavioral assays, we found that the Odorant receptor 42a (Or42a) is necessary for AITC detection and behavioral aversion. Comparative transcriptome and RNA FISH studies across the drosophilid genus Scaptomyza revealed lineage-specific triplication of Or42a in the Brassicales specialists and a doubling of Or42a-positive-olfactory sensory neurons. Heterologous expression experiments showed that Or42a paralogs in Brassicales-specialists exhibited broadened sensitivity to ITCs in a paralog-specific manner. Finally, AlphaFold2 modeling followed by site-directed mutagenesis and SSR identified two critical amino acid substitutions that conferred Or42a heighten sensitivity to Brassicales-derived ITCs. Our findings suggest that ITCs, which are toxic to most insects, can be detected and avoided by non-specialists like D. melanogaster through olfaction. In Brassicales specialists, these same Ors experienced gene duplication events that resulted in an expanded sensitivity to ITC compounds. Thus, the insects olfactory system can rapidly adapt to toxic ecological niches provided by chemically-defended host plants through co-option of chemosensory capabilities already present in their ancestors.

Autores: Teruyuki Matsunaga, C. E. Reisenman, B. M. Goldman-Huertas, S. Rajshekar, H. C. Suzuki, D. Tadres, J. Wong, M. Louis, S. R. Ramirez, N. K. Whiteman

Última actualización: 2024-10-11 00:00:00

Idioma: English

Fuente URL: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.10.08.617316

Fuente PDF: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.10.08.617316.full.pdf

Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

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