Sci Simple

New Science Research Articles Everyday

# Ciencias de la Salud # Salud Pública y Global

COVID prolongado: Los efectos persistentes en la cognición

Explora los desafíos cognitivos que enfrentan los sobrevivientes de Long COVID y su impacto.

Carolina Ruivinho, Marta Moniz, Ana Rita Goes, Patrícia Soares, Andreia Leite

― 9 minilectura


El costo cognitivo del El costo cognitivo del Long COVID COVID. tiempo después de recuperarse del Los problemas de memoria siguen mucho
Tabla de contenidos

La pandemia de COVID-19 ha causado un montón de confusión y preocupación. Empezó como una enfermedad que afectaba principalmente los pulmones, pero con el tiempo, quedó claro que también podía afectar otras partes del cuerpo, especialmente el cerebro. Después de recuperarse del virus, mucha gente se queda con problemas que pueden durar meses o incluso más. Estos problemas a menudo incluyen cansancio, dificultad para respirar y problemas de memoria y Concentración. A esta condición se le ha llamado COVID largo.

¿Qué es el COVID largo?

El COVID largo, también conocido como condición post-COVID (PCC), se refiere a un conjunto de Síntomas que algunas personas experimentan después de recuperarse de la fase aguda del COVID-19. Estos síntomas pueden ser bastante molestos y pueden interrumpir la vida diaria. Típicamente permanecen por lo menos dos meses y no se pueden atribuir a otros problemas de salud. Entre estos síntomas, la pérdida de memoria y las dificultades de concentración se han reportado como particularmente comunes. Es como si el virus entrara, hiciera una fiesta en el cerebro y luego dejara un gran desastre.

¿Qué tan común es el COVID largo?

Los estudios sugieren que entre el 10% y el 70% de las personas que contraen COVID-19 pueden experimentar COVID largo, dependiendo de varios factores como el estado de vacunación y la gravedad de la infección inicial. Ese es un rango amplio, y no aclara mucho la situación. ¡Imagínate estar en una sala llena de gente que o está bien o tiene una tos que no se quita!

COVID largo y salud mental

El COVID largo no solo afecta la salud física. Los hospitales, hogares de ancianos y centros de salud mental han sentido el impacto. Una investigación reciente encontró que alrededor del 11.9% de los pacientes psiquiátricos en varios estudios habían sido diagnosticados con COVID-19. Esto resalta cómo la pandemia ha afectado a algunos de los grupos más vulnerables de la sociedad.

Además, estudios centrados en hogares de cuidado para ancianos han identificado nuevos riesgos que pueden ayudar a los trabajadores de la salud a ofrecer mejor atención y proteger a los que viven en estos lugares.

El lado cognitivo del COVID largo

Una gran preocupación que ha surgido en investigaciones recientes son los síntomas Cognitivos asociados con el COVID largo. Problemas como la pérdida de memoria, dificultad para concentrarse y esa molesta sensación de "niebla mental" están siendo más conocidos. La investigación ha mostrado que las personas con COVID largo pueden tener dificultades para recordar tareas cotidianas, como dónde dejaron sus llaves o qué se suponía que debían hacer ese día.

Un estudio comparó las habilidades cognitivas de diferentes grupos de pacientes de COVID-19 y encontró que aquellos con síntomas persistentes tenían problemas en tareas de memoria. Podrían olvidar citas o tener dificultades para recordar cosas simples. Esos molestos lapsos de memoria resultaron ser mucho más frecuentes entre las personas que experimentaban COVID largo en comparación con las que no tuvieron COVID-19.

Prevalencia de los síntomas cognitivos

Entre varios estudios, la pérdida de memoria parece ser un problema común, afectando a entre el 11% y el 34.5% de las personas después de recuperarse de COVID-19. Los problemas de concentración se reportan menos frecuentemente, con estimaciones que van del 2.6% al 31%. Parece que mientras algunos están perdiendo la memoria, otros tienen dificultades para concentrarse en lo que sucede a su alrededor.

Curiosamente, los pacientes que fueron hospitalizados generalmente mostraron una mayor probabilidad de experimentar estos problemas cognitivos. Es como si la gravedad de la enfermedad inicial se quedara y siguiera molestándolos mucho después de que se hayan recuperado.

Con el tiempo, muchos estudios sugieren que los síntomas cognitivos tienden a mejorar un poco. Sin embargo, algunas investigaciones apuntan a que los síntomas podrían empeorar, o incluso aparecer por primera vez, meses después de la infección inicial. Esto añade otro giro a las ya complicadas secuelas del COVID-19.

¿Por qué sucede esto?

Se piensa que la relación entre COVID-19 y problemas cognitivos es multifacética. El virus puede interactuar con el cerebro de maneras que no entendemos del todo, llevando a cambios que pueden afectar la memoria y la concentración. Además, cosas como problemas respiratorios graves o tratamientos de cuidados críticos podrían contribuir a estos problemas cognitivos.

Se necesita más investigación para entender completamente por qué algunas personas luchan más que otras. Es un poco como intentar averiguar quién se comió la última galleta en una sala llena de amigos: puedes tener algunas pistas, pero la imagen completa sigue siendo un misterio.

¿Qué pasa con la edad?

Es esencial considerar el papel que juega la edad en todo esto. Las personas mayores tienden a mostrar más deterioro cognitivo en general, pero estos problemas no se limitan a los ancianos. Curiosamente, incluso adultos jóvenes que han tenido COVID-19 están experimentando problemas de memoria y concentración. Olvidar cumpleaños o perder la cuenta de las tareas laborales puede sucederle a cualquiera, independientemente de la edad.

Para obtener una imagen más clara, los investigadores realizaron un análisis de sensibilidad excluyendo a los participantes de 60 años en adelante. Descubrieron que los individuos más jóvenes también mostraron desafíos cognitivos notables, lo que indica que la edad no es el único factor en juego.

El papel del género

Al examinar los datos, las mujeres resultaron ser más propensas a reportar síntomas cognitivos después del COVID. Parece que este molesto virus no discrimina, pero puede mostrar preferencias en cuanto a quién siente más intensamente los efectos cognitivos.

Los investigadores encontraron que las mujeres mostraron asociaciones significativas con la pérdida de memoria y problemas de concentración tanto en los seguimientos de 9 meses como de 12 meses. En términos simples, las mujeres parecen soportar más estos problemas cognitivos que los hombres.

Factores que influyen en los problemas cognitivos

Varios factores pueden influir en la probabilidad de desarrollar síntomas cognitivos tras una infección por COVID-19. Estos incluyen condiciones de salud preexistentes, hábitos de vida como el ejercicio y el consumo de alcohol, y el estado de vacunación. Sin embargo, no todos estos factores han mostrado efectos consistentes en los estudios.

Es crucial recordar que solo porque una persona tenga un historial de salud cierto, no significa que definitivamente experimentará COVID largo. Los efectos pueden ser tan impredecibles como intentar adivinar quién ganará un juego de piedra-papel-tijera.

Métodos de estudio y recolección de datos

Para saber más sobre estos síntomas cognitivos, los investigadores realizaron un estudio transversal dirigido a individuos en regiones específicas. Reunieron información de personas que dieron positivo y negativo en COVID-19. El objetivo era comparar la prevalencia de la pérdida de memoria y los problemas de concentración a lo largo del tiempo, específicamente en las marcas de 9 meses y 12 meses después de sus pruebas de COVID-19.

Se preguntó a los participantes sobre sus síntomas y hábitos diarios a través de entrevistas. Estos datos ayudaron a los investigadores a crear una imagen más clara de cómo el COVID largo afecta a las personas.

¿Qué mostró la data?

El análisis reveló que la pérdida de memoria y los problemas de concentración eran de hecho más comunes entre quienes dieron positivo por COVID-19. En el marco de los 9 meses, casi el 25% de los participantes con pruebas positivas reportaron pérdida de memoria, mientras que alrededor del 15% reportaron dificultad para concentrarse. Aunque estas cifras disminuyeron ligeramente después de 12 meses, aún indicaban que los problemas cognitivos persistían más de lo que muchos esperaban.

Para aquellos que dieron negativo, los números fueron significativamente más bajos, lo que sugiere que el virus puede traer más que solo una tos o fiebre mala.

Desafíos en la investigación

A pesar de estos hallazgos, existen varios desafíos al estudiar el COVID largo y sus efectos cognitivos. Por ejemplo, infecciones previas pueden complicar las cosas. Solo porque alguien dé negativo para COVID-19 ahora, no significa que no haya estado infectado antes. Los investigadores deben considerar esto al analizar los datos, lo cual no siempre es sencillo.

Otro obstáculo es el tamaño relativamente pequeño de la muestra de participantes, especialmente durante las etapas de seguimiento. Esto significa que los investigadores pueden perder la oportunidad de ver algunas correlaciones que podrían existir en poblaciones más grandes. ¡Cuanta más gente participe en un estudio, más clara es la imagen!

Además, una gran limitación radica en el hecho de que muchos estudios se centran en pacientes hospitalizados. Las diferencias en síntomas y resultados entre aquellos con enfermedad severa y casos leves pueden llevar a resultados muy diferentes.

La gran imagen

En resumen, los efectos a largo plazo del COVID-19 siguen siendo desenredados. Muchas personas están reportando pérdida de memoria y problemas de concentración incluso después de que parecen haber “recuperado” de la enfermedad. El impacto de estos síntomas cognitivos puede ser como un huésped no deseado que se niega a irse—¡un poco molesto!

A medida que miramos hacia adelante, es crucial que tanto los profesionales de la salud como los responsables de políticas permanezcan atentos a estos desafíos continúos. Las personas que experimentan COVID largo necesitarán apoyo adecuado, y deben establecerse sistemas para abordar estos síntomas y su impacto en la vida diaria.

Conclusión

Los efectos del COVID-19 pueden persistir mucho después de que la enfermedad inicial ha pasado, afectando la función cerebral y las habilidades cognitivas. Los problemas de memoria y concentración pueden interrumpir la vida de muchos, sin importar la edad o el género, recordando a todos que el virus tiene un impacto mucho más amplio que solo la salud física.

A medida que avanzamos, la investigación continua es vital. Necesitamos averiguar quiénes son los más afectados, por qué, y cómo podemos proporcionar mejor atención a quienes viven con COVID largo. Con los esfuerzos adecuados, podemos ayudar a todos a volver a la vida que conocían antes de que el COVID-19 arruinara la fiesta.

Fuente original

Título: Self-Perceived Decline in Memory and Concentration 9 and 12 months post COVID-19 infection

Resumen: IntroductionCOVID-19 infection caused by SARS-CoV-2 has led to significant long-term health challenges, including Long COVID or Post-COVID condition, that can include symptoms such as cognitive decline, memory loss, and concentration issues. This study investigates the prevalence and risk factors of post-COVID cognitive symptoms among individuals tested for COVID-19. MethodsA cross-sectional study was conducted in Lisbon and Tagus Valley, targeting individuals tested for COVID-19 in August 2022. Participants were selected from a random sample of 10,000 individuals. Data were collected via computer-assisted telephone interviews at 9 and 12 months post-test, covering sociodemographic details, health behaviors, pre-existing conditions, and COVID-19 symptoms. The primary outcome was the presence of at least one cognitive symptom (memory loss and/or concentration issues) at 9 and 12 months. Additionally, each symptom was assessed individually, along with a composite outcome of both symptoms concurrently. ResultsAt 9 months, memory loss was reported by 24.87% of COVID-19 positive cases versus 10.20% of negatives, and concentration issues by 15.45% of positives versus 7.45% of negatives. At 12 months, memory loss prevalence was 16.67% for positives and 9.45% for negatives, while concentration issues were 9.82% for positives and 2.99% for negatives. Additionally, the prevalence of at least one cognitive symptom was 28.24% in positive cases at 9 months compared to 12.16% in negatives, and 17.81% versus 9.95% at 12 months. Female sex was significantly associated with a higher prevalence of cognitive symptoms at both time points. DiscussionThese findings underscore the enduring cognitive impact of COVID-19, with significant disparities in cognitive symptoms between COVID-19 positive and negative individuals observed at both 9 and 12 months post-infection. The higher prevalence of memory loss and concentration issues among COVID-19 positives suggests potential neurological sequelae linked to SARS-CoV-2 infection. Notably, the association of female sex with increased cognitive symptom prevalence warrants further investigation into gender-specific vulnerabilities or biological mechanisms underlying these disparities. Addressing these persistent cognitive symptoms is crucial for long-term patient management and underscores the need for targeted interventions and comprehensive post-COVID care strategies to mitigate long-lasting health implications.

Autores: Carolina Ruivinho, Marta Moniz, Ana Rita Goes, Patrícia Soares, Andreia Leite

Última actualización: 2024-12-24 00:00:00

Idioma: English

Fuente URL: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2024.12.19.24319396

Fuente PDF: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2024.12.19.24319396.full.pdf

Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Cambios: Este resumen se ha elaborado con la ayuda de AI y puede contener imprecisiones. Para obtener información precisa, consulte los documentos originales enlazados aquí.

Gracias a medrxiv por el uso de su interoperabilidad de acceso abierto.

Artículos similares