Entendiendo las diferencias de género en la actividad física
Un estudio revela brechas de género en la actividad física desde la infancia hasta la adultez.
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Los niveles de Actividad Física (AF) son diferentes para hombres y mujeres, y estas diferencias comienzan desde temprana edad. Factores como las diferencias biológicas y las expectativas sociales juegan un papel en estos patrones. Las ideas tradicionales sobre género pueden afectar cómo se comportan los niños y el apoyo que reciben para mantenerse activos. Esto puede hacer que las niñas sean menos activas que los niños desde pequeñas.
Estas diferencias en actividad física se vuelven más notorias a medida que los niños crecen. Para cuando llegan a la adolescencia, muchos factores que deberían ayudar a las niñas a estar activas, como el apoyo de la familia, amigos y escuelas, son más débiles. Esto contribuye a una brecha más amplia en los niveles de actividad física entre Géneros durante la adolescencia. En La adultez, muchas mujeres enfrentan responsabilidades adicionales como trabajos, tareas del hogar y cuidado de niños, lo que puede limitar su capacidad para mantenerse activas.
Investigaciones han mostrado que estas diferencias en actividad física son evidentes en varios grupos de edad y países con diferentes contextos económicos. Por ejemplo, durante la adolescencia, hay una diferencia reportada de alrededor del 7% en cumplir con las pautas de actividad física, y esta diferencia crece a aproximadamente el 8% en la adultez. La brecha en actividad física abarca desde la infancia temprana hasta la vejez, pero muchos estudios se enfocan principalmente en adolescentes y adultos, dejando vacíos en la comprensión de cómo estas diferencias afectan a los niños más pequeños y a los adultos mayores.
La mayoría de la investigación realizada hasta ahora se ha basado en encuestas donde la gente reporta sus propios niveles de actividad física. Este método a veces puede distorsionar los resultados porque las personas pueden querer presentarse de una manera más favorable. Por eso, un nuevo estudio busca examinar las diferencias en actividad física entre hombres y mujeres a través de varios grupos de edad usando datos más fiables de dispositivos que rastrean el movimiento, como los acelerómetros.
El estudio utilizó datos de varios estudios de cohorte realizados en Pelotas, Brasil, que tiene una población de alrededor de 343,826 personas. Estos estudios de cohorte comenzaron en 1982 y han continuado cada pocos años, siguiendo nacimientos vivos y ahora también incluyendo adultos mayores. Buscan observar cómo el estilo de vida, el entorno y los resultados de salud están conectados a lo largo de la vida.
Para el estudio, se recopilaron datos de diferentes grupos de edad, incluyendo uno, dos, cuatro, seis, once, quince, dieciocho, veintidós, treinta y personas de sesenta años en adelante. Además, la investigación considera factores sociales, asegurándose de que el estudio represente diferentes géneros, razas y niveles de ingresos.
Durante la recopilación de datos, los participantes usaron acelerómetros para rastrear su movimiento por hasta siete días. Los dispositivos se llevaron en su muñeca no dominante para asegurar mediciones precisas. Los investigadores también se aseguraron de que los dispositivos estuvieran correctamente calibrados y pudieran distinguir entre períodos de actividad e inactividad.
Los objetivos principales del estudio son medir la actividad física general y el tiempo dedicado a actividades físicas de moderadas a vigorosas. La actividad física general se refiere a todo el movimiento a lo largo del día, mientras que la actividad física moderada a vigorosa se centra más en ejercicios que aumentan la frecuencia cardíaca. Los investigadores han recopilado y analizado estos datos para presentar información clara sobre los niveles de actividad física para hombres y mujeres en diferentes edades.
Para mostrar la brecha de género en la actividad física, se calcularon los promedios de actividad general y actividad moderada a vigorosa para hombres y mujeres en cada seguimiento de edad. Los resultados indicaron que los chicos generalmente eran más activos que las chicas desde temprana edad. La brecha en los niveles de actividad general comenzó a los un año y se volvió más pronunciada a medida que los niños crecían, alcanzando su punto máximo a los once años antes de estabilizarse gradualmente en la adultez. Curiosamente, entre los adultos mayores, los niveles de actividad física disminuyeron, sin una diferencia significativa entre hombres y mujeres.
Al observar específicamente la actividad física moderada a vigorosa, emergió un patrón similar. Los chicos mostraron niveles más altos de este tipo de actividad que las chicas entre los seis y quince años. La mayor brecha de género se vio a los dieciocho, cuando los jóvenes mostraron un aumento en la actividad que las jóvenes no tuvieron. Sin embargo, a medida que los participantes alcanzaron la adultez, ambos grupos experimentaron una disminución en sus niveles de actividad.
El estudio también examinó cómo la actividad física se relaciona con la Riqueza, descubriendo que aquellos de orígenes más pobres tendían a ser más activos que los individuos más ricos. Por ejemplo, los hombres más pobres eran más activos que las mujeres más ricas, especialmente durante la infancia y la adolescencia temprana. Las mayores diferencias en los niveles de actividad física se notaron entre las edades de once y dieciocho años.
En general, los datos revelaron que, aunque los hombres mostraron consistentemente niveles más altos de actividad física que las mujeres en casi todas las edades, la brecha de género se redujo entre los adultos mayores. Esto destaca la necesidad de programas específicos que trabajen para animar a las mujeres a ser más físicamente activas desde una edad temprana y a lo largo de las diferentes etapas de la vida.
El estudio enfatiza la importancia de promover la actividad física entre las mujeres. Sugiere que las estrategias deben comenzar temprano en la vida y continuar durante la adolescencia y la adultez. Reconocer las barreras que enfrentan las mujeres, como las expectativas sociales y las responsabilidades en el hogar, puede ayudar a abordar estos problemas de manera más efectiva.
En conclusión, la brecha de género en la actividad física es un tema complejo moldeado por varios factores sociales y económicos. Al medir la actividad física con herramientas confiables y analizar los datos en diferentes grupos de edad, la investigación arroja luz sobre los patrones de actividad que podrían informar cambios en políticas e iniciativas de salud destinadas a reducir estas desigualdades. Abordar los factores que obstaculizan la participación de las mujeres en la actividad física puede llevar a mejores resultados de salud y bienestar general.
Título: Gender gap for accelerometry-based physical activity across different age groups in five Brazilian cohort studies
Resumen: ObjectivesThis study aims to evaluate the gender inequalities in accelerometer-based physical activity (PA) across different age groups using data from five Pelotas (Brazil) cohorts. MethodsThe data comes from four birth cohort studies, covering all live births in the urban area of Pelotas for each respective year (1982, 1993, 2004, and 2015), and the Como vai? cohort study focusing on 60 years and above. Raw accelerometry data were collected on the non-dominant wrist using GENEActive/Actigraph devices and processed with the GGIR package. Overall PA was calculated at ages 1, 2, 4, 6, 11, 15, 18, 23, 30, and 60+ years, while moderate-to-vigorous PA (MVPA) was calculated from six years onwards. Absolute (difference) and relative (ratio) gender inequalities were calculated and intersectionality between gender and wealth was also evaluated. ResultsThe sample sizes per cohort ranged from 965 to 3462 participants. The mean absolute gender gap was 19.3 minutes (95%CI: 12.7; 25.9), with the widest gap at 18 years (32.9 minutes; 95%CI: 30.1; 35.7) for MVPA. The highest relative inequality was found in older adults (ratio 2.0; 95%CI 1.92 to 2.08). Our intersectionality results showed that the poorest men being the most active group, accumulating around 60 minutes more MVPA per day compared with the wealthiest women at age 18. ConclusionMen were more physically active than women in all ages evaluated. PA gender inequalities start at an early age and intensifies in transition periods of life. Relative inequalities were marked among older adults. What is already known on this topicGender inequalities in physical activity have been reported globally, but most of the evidence is focused in adolescents and young adults. The literature lacks studies on children and older adults. What this study addsWe present gender inequalities in accelerometer-based physical activity across several age groups, from 1 year olds to older adults. How this study might affect research, practice or policyOu study provides a comprehensive description of gender inequalities, identifying key age groups for intervention.
Autores: Luiza IC Ricardo, A. Wendt, D. Tornquist, H. Goncalves, F. Wehrmeister, B. G. C. da Silva, L. T. Rodrigues, I. d. S. dos Santos, A. Barros, A. Matijasevich, P. Hallal, M. R. Domingues, U. Ekelund, R. Bieleman, I. Crochemore-Silva
Última actualización: 2023-08-05 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.07.28.23293328
Fuente PDF: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2023.07.28.23293328.full.pdf
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