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Salud intestinal y enfermedad de Parkinson: Nuevos hallazgos

La investigación resalta la conexión entre la salud intestinal y la progresión de la enfermedad de Parkinson.

― 8 minilectura


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La Enfermedad de Parkinson (EP) es una condición que afecta el sistema nervioso y es conocida por causar problemas de movimiento. Las personas con EP pueden tener movimientos lentos, temblores que aparecen cuando están en reposo, rigidez en los músculos y dificultad para mantener el equilibrio. Aunque estos síntomas motores son bastante conocidos, la EP también está relacionada con muchos síntomas no motores, que pueden aparecer incluso antes de que comiencen los problemas de movimiento.

El papel del intestino en la enfermedad de Parkinson

Investigaciones recientes están mirando cómo el intestino puede influir en la aparición y progresión de la EP. Un número significativo de personas con EP reportan problemas gastrointestinales (GI), siendo el estreñimiento uno de los problemas más comunes. Algunos estudios indican que hasta el 80% de los pacientes con EP experimentan síntomas gastrointestinales, mientras que alrededor del 20-30% pueden tener estreñimiento incluso antes de recibir un diagnóstico de EP. Este síntoma puede aparecer hasta 10-20 años antes de que las personas sean diagnosticadas oficialmente con EP.

Los expertos sugieren que este problema Gastrointestinal podría indicar un subtipo particular de EP que comienza en el cuerpo antes de afectar al cerebro. Algunos creen que este tipo está relacionado con problemas en el sistema nervioso autónomo, que controla muchas funciones corporales involuntarias. Una teoría es que una proteína llamada alfa-sinucleína puede agruparse en ciertas células nerviosas del intestino, lo que eventualmente lleva a problemas en el cerebro también.

Curiosamente, la parte del cerebro que típicamente se ve afectada más tarde en la enfermedad se llama sustancia negra, que es responsable de producir dopamina. A medida que la enfermedad avanza, se han observado signos de inflamación en los intestinos de las personas con EP, con varios marcadores inflamatorios elevados en estudios. Esos marcadores incluyen proteínas que están involucradas en las respuestas inflamatorias.

La conexión entre la Enfermedad Inflamatoria Intestinal y la enfermedad de Parkinson

La investigación también encuentra conexiones entre la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y la EP. La EII implica inflamación crónica del tracto GI e incluye condiciones como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Los pacientes con EII parecen tener un mayor riesgo de desarrollar EP más adelante en la vida. Un extenso estudio que involucró más de 14 estudios y millones de pacientes encontró que las personas con EII tenían un riesgo aumentado de desarrollar EP-hasta un 17% más alto que aquellos sin EII. Curiosamente, cuando individuos con EII fueron tratados con ciertos medicamentos para reducir la inflamación, su riesgo de desarrollar EP disminuyó significativamente.

Cambios en las bacterias del intestino

La investigación destaca que las enfermedades inflamatorias crónicas, incluida la EII y la EP, a menudo se asocian con cambios en las bacterias del intestino, un fenómeno conocido como disbiosis. Esto significa que el equilibrio entre los microbios beneficiosos y los dañinos en el intestino se ve alterado. En pacientes con EP, se han encontrado niveles más altos de algunas bacterias dañinas como Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae. Mientras tanto, las bacterias beneficiosas que producen ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como Roseburia intestinalis y Faecalibacterium prausnitzii, suelen estar en cantidades más bajas.

Los AGCC son importantes para la salud intestinal y provienen de la fermentación de fibras dietéticas por ciertas bacterias del intestino. Tienen muchas funciones, incluyendo proporcionar energía a las células del intestino, reforzar la barrera del intestino y ayudar a regular la inflamación.

En la EII, los cambios en las bacterias del intestino pueden variar entre la enfermedad activa y los períodos de remisión. Algunas bacterias beneficiosas conocidas también se reducen en la EII. La pérdida de estos microbios está relacionada con una disminución en los AGCC, lo que puede llevar a un aumento de la inflamación en el intestino.

Comparando las bacterias del intestino en la enfermedad de Parkinson y la enfermedad inflamatoria intestinal

A pesar de que muchos estudios han examinado las bacterias del intestino en la EII y la EP, nadie ha comparado directamente las bacterias del intestino de ambos grupos. Tales comparaciones podrían proporcionar información sobre si los cambios en las bacterias del intestino podrían conectar la EII con un mayor riesgo de EP. Para entender mejor esta relación, los investigadores llevaron a cabo un estudio comparando los microbiomas intestinales de pacientes con EP, pacientes con EII y personas saludables.

Participantes del estudio

El estudio incluyó a 16 individuos saludables, 26 con EII y 54 con EP. La edad promedio de los participantes era diferente entre los grupos. La mayoría de las personas con EP estaban tomando medicamentos para sus síntomas. Los pacientes con EII también estaban en varios tratamientos, y algunos reportaron usar medicamentos antiinflamatorios.

Análisis de microbiomas del intestino

Los investigadores utilizaron un análisis metagenómico para estudiar las bacterias del intestino de estos participantes. Realizaron varias pruebas para ver cómo las bacterias del intestino en pacientes con EP e EII diferían de las de individuos saludables.

Los hallazgos mostraron que el Microbioma intestinal de los pacientes con EII era más variado, con algunas bacterias beneficiosas siendo menos comunes, mientras que algunas bacterias dañinas eran más comunes en comparación con los pacientes con EP. Notablemente, los pacientes con EII no mostraron el mismo aumento en las bacterias beneficiosas como Bifidobacterium y Lactobacillus que a menudo se encuentra en los pacientes con EP.

Ambos grupos exhibieron una pérdida consistente de bacterias productoras de AGCC, lo que podría desempeñar un papel en la forma en que se desarrollan y progresan estas enfermedades.

Diferencias en los microbiomas del intestino: hallazgos clave

El microbioma intestinal no solo se trata de la presencia o ausencia de ciertos tipos de bacterias; también se trata de sus funciones. Al analizar las funciones de las bacterias del intestino, los investigadores pueden entender cómo el microbioma afecta la salud.

Hallazgos del estudio UFPF

En el estudio UFPF, los pacientes con EII mostraron niveles más altos de ciertas bacterias asociadas con inflamación pero perdieron muchas bacterias beneficiosas vinculadas a la salud intestinal. En el contexto de la EP, faltaban las bacterias beneficiosas, lo que podría ser perjudicial para el bienestar general.

Análisis de conjuntos de datos más grandes

Los investigadores también analizaron conjuntos de datos disponibles más grandes para confirmar sus hallazgos. Compararon los microbiomas del intestino en estos grupos más grandes de pacientes con EP y EII para buscar patrones compartidos. Aunque los resultados mostraron algunas similitudes, incluyendo un aumento en bacterias dañinas como E. coli, también hubo diferencias notables en la salud intestinal de los pacientes con EP y EII.

Salud intestinal y bienestar general

El microbioma intestinal juega un papel crítico en nuestra salud y bienestar. La falta de bacterias productoras de AGCC en ambos, la EP y la EII sugiere que la salud intestinal puede verse significativamente afectada por estas enfermedades. Los AGCC son importantes para promover una respuesta inmune equilibrada y mantener la barrera protectora del intestino.

Los investigadores están explorando la posibilidad de que los cambios en el intestino también puedan impactar el cerebro a través de lo que a menudo se llama el eje intestino-cerebro. Esta conexión indica que la salud intestinal puede influir en condiciones neurológicas y viceversa.

Implicaciones para el tratamiento y la investigación futura

Dadas las cuestiones de salud compartidas observadas en los microbiomas del intestino de pacientes con EP y EII, los investigadores están mirando cómo se podrían desarrollar opciones de tratamiento para mejorar la salud intestinal. Restaurar los niveles de bacterias beneficiosas o introducir AGCC a través de la dieta o suplementos podría ofrecer nuevas avenidas para la terapia.

Explorando el impacto de la dieta

La dieta juega un papel esencial en nuestra salud intestinal. Los estudios futuros deberían considerar cómo la comida que comemos afecta la composición y función de las bacterias del intestino. Una dieta equilibrada rica en fibra puede promover el crecimiento de bacterias beneficiosas y mejorar la producción de AGCC.

Investigando tratamientos

La investigación está en curso para descubrir si apuntar a bacterias dañinas específicas o aumentar las beneficiosas en el intestino puede cambiar el curso de enfermedades como la EP y la EII. Los estudios que examinan el tratamiento de la salud intestinal en pacientes con EII podrían proporcionar información sobre cómo prevenir o retrasar la aparición de la EP.

Conclusión

En resumen, la enfermedad de Parkinson y la enfermedad inflamatoria intestinal muestran conexiones notables a través de la salud intestinal. La presencia de bacterias dañinas y la ausencia de bacterias beneficiosas pueden desempeñar un papel significativo en estas condiciones. Entender estas relaciones puede sentar las bases para mejores opciones de tratamiento y estrategias para mejorar la calidad de vida de las personas con EP y EII.

Los investigadores continuarán explorando estas conexiones, y futuros estudios pueden llevar a avances que ayuden no solo a entender estas enfermedades, sino también a encontrar formas de mejorar su manejo. Al enfocarnos en la salud intestinal, podríamos descubrir nuevos caminos hacia la recuperación y el bienestar.

Fuente original

Título: A comparative analysis of Parkinson's disease and inflammatory bowel disease gut microbiomes highlights shared depletions in key butyrate-producing bacteria

Resumen: Epidemiological studies reveal that a diagnosis of inflammatory bowel disease (IBD) is associated with an increased risk of developing Parkinsons disease (PD). The presence of gut dysbiosis has been documented in both PD and IBD patients, however it is currently unknown how alterations in the gut microbiome may contribute to the epidemiological link between both diseases. To identify shared and distinct features of the PD and IBD microbiome, we performed the first joint analysis of 54 PD, 26 IBD, and 16 healthy control gut metagenomes recruited from clinics at the University of Florida, and directly compared the gut microbiomes from PD and IBD persons. Larger, publicly available PD and IBD metagenomic datasets were also analyzed to validate and extend our findings. Depletions in short-chain fatty acid (SCFA) producing bacteria, including Roseburia intestinalis, Faecalibacterium prausnitzii, Anaerostipes hadrus, and Eubacterium rectale, as well as depletions in SCFA synthesis pathways, were demonstrated across PD and IBD datasets. We posit that direct comparison of PD and IBD gut microbiomes will be important in identifying features within the IBD gut which may be associated with PD. The data revealed a consistent depletion in SCFA-producing bacteria across both PD and IBD, suggesting that loss of these microbes may influence the pathophysiology of both disease states.

Autores: Malu Gamez Tansey, M. E. Krueger, J. S. Boles, Z. D. Simon, S. D. Alvarez, N. R. McFarland, M. S. Okun, E. M. Zimmermann, C. E. Forsmark

Última actualización: 2024-04-29 00:00:00

Idioma: English

Fuente URL: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.04.26.591350

Fuente PDF: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.04.26.591350.full.pdf

Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Cambios: Este resumen se ha elaborado con la ayuda de AI y puede contener imprecisiones. Para obtener información precisa, consulte los documentos originales enlazados aquí.

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