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# Biología# Neurociencia

Nuevas Perspectivas sobre la Progresión de la Enfermedad de Parkinson

La investigación revela cambios en el cerebro y posibles tratamientos para la enfermedad de Parkinson.

Michael X Henderson, N. Vatsa, J. K. Brynildsen, T. M. Goralski, K. Kurgat, L. Meyerdirk, L. Breton, D. DeWeerd, L. Brasseur, L. Turner, K. Becker, K. L. Gallik, D. S. Bassett

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La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno cerebral que empeora con el tiempo. Afecta principalmente a un grupo de células nerviosas en el cerebro que producen una sustancia química llamada dopamina. Cuando estas células mueren, se generan problemas con el movimiento y el control del cuerpo. Las personas con EP pueden experimentar síntomas como temblores, rigidez y dificultad para mantener el equilibrio y coordinarse. Además de estos problemas de movimiento, muchos también enfrentan síntomas no motores como problemas de sueño, cambios de humor y dificultad para concentrarse.

En la EP, una proteína llamada α-sinucleína tiende a acumularse en grupos dentro del cerebro. Estos grupos son conocidos como Cuerpos de Lewy y no solo se encuentran donde las células productoras de dopamina se ven afectadas, sino también en otras partes del cerebro. Esto significa que la enfermedad no se limita a una sola área del cerebro, sino que afecta a una red de conexiones, causando una variedad de síntomas.

Tratamientos actuales

Los doctores a menudo usan medicamentos para reemplazar la dopamina y ayudar a manejar los síntomas de movimiento de la EP. Un tratamiento común es un medicamento que se convierte en dopamina en el cerebro. Otra opción es la Estimulación cerebral profunda, donde los doctores implantan un dispositivo que envía señales eléctricas a ciertas áreas del cerebro, ayudando a mejorar los síntomas.

Si bien estos tratamientos pueden ayudar con los síntomas, no cambian el curso de la enfermedad en sí. Los investigadores están buscando maneras de modificar la enfermedad al atacar los procesos celulares subyacentes. Sin embargo, ha sido complicado encontrar formas de abordar la red más amplia de conexiones cerebrales que están alteradas en la EP.

Investigando cambios cerebrales en la EP

Una manera de examinar los cambios en el cerebro es mediante técnicas de imagen como resonancias magnéticas (MRI) y escáneres PET. Estos métodos permiten a los científicos visualizar cómo se ven afectadas las estructuras cerebrales con el tiempo. Los escáneres PET pueden mostrar específicamente dónde se encuentran ciertas proteínas, como el beta amiloide y la tau, en condiciones como el Alzheimer. Pero, por ahora, no hay una técnica de escaneo similar para la α-sinucleína.

Para llenar este vacío, los investigadores utilizaron modelos animales para entender cómo se propaga la α-sinucleína a través del cerebro después de inyectar pequeñas cantidades en los animales. Descubrieron que la propagación de esta proteína está influenciada por las conexiones entre diferentes regiones cerebrales. Sin embargo, esto por sí solo no explica completamente las diferencias observadas en la Patología en varias regiones del cerebro.

Mapeando la α-sinucleína en el cerebro

En un estudio reciente, los científicos querían crear un mapa detallado para ver cómo cambian los niveles de α-sinucleína en el cerebro a lo largo del tiempo. Inyectaron α-sinucleína en los cerebros de ratones y luego, durante varios meses, recopilaron datos sobre cómo se propagó la proteína a varias áreas del cerebro. Examinaron 1046 regiones diferentes y observaron cómo progresó la condición desde las etapas tempranas hasta las más avanzadas de la enfermedad.

Los investigadores descubrieron que ciertas áreas, como la corteza motora y la sustancia negra (que está involucrada en el movimiento), mostraron cambios muy rápido después de la inyección. Otras áreas, como el núcleo caudado, desarrollaron cambios más lentamente. El tipo de patología también varió; mientras que los cambios neuríticos aparecieron primero, los cambios en los cuerpos celulares llegaron después.

Analizando variaciones regionales

Para entender por qué algunas regiones se ven más afectadas que otras, los investigadores utilizaron modelos estadísticos para comparar la propagación de la α-sinucleína con las conexiones físicas entre diferentes áreas del cerebro. Descubrieron que las regiones con conexiones anatómicas más fuertes tendían a mostrar más patología. Sin embargo, este no era el único factor; las características individuales de cada región también jugaron un papel en cuán bien podían resistir los cambios provocados por la α-sinucleína.

Usando los datos recopilados, crearon una medida de vulnerabilidad compuesta para cada región del cerebro, indicando qué áreas eran más o menos propensas a desarrollar patología por α-sinucleína. Los resultados mostraron que las áreas del cerebro con ciertas características, como niveles altos de proteínas específicas, eran más propensas a desarrollar patología.

Desarrollando un atlas de expresión génica

Otra parte importante del estudio implicó mapear la expresión génica en el cerebro. Los científicos crearon un atlas que brinda información detallada sobre qué genes están activos en diferentes regiones del cerebro. Este atlas incluía la expresión de casi 20,000 genes diferentes en varias áreas del cerebro.

Al comparar estos datos de expresión génica con las medidas de vulnerabilidad que calcularon, los investigadores identificaron genes y vías específicas que podrían contribuir a las diferencias en la susceptibilidad. Por ejemplo, descubrieron que los genes involucrados en la producción de energía y la función mitocondrial estaban más activos en áreas que mostraron resistencia a la patología.

Identificando posibles objetivos de fármacos

A partir de su análisis, los investigadores identificaron un grupo de proteínas llamadas Quinasas que parecían estar vinculadas a la vulnerabilidad regional. Las quinasas son enzimas que desempeñan papeles cruciales en muchos procesos celulares, incluidos el crecimiento y el metabolismo. Se centraron en un grupo específico de quinasas, conocidas como PAKs de grupo II, para ver si inhibir estas podría proteger a las neuronas de desarrollar patología por α-sinucleína.

En pruebas de laboratorio en neuronas primarias, descubrieron que bloquear las PAKs de grupo II reducía significativamente los niveles de patología por α-sinucleína y ayudaba a salvar a las neuronas de morir. Este efecto protector ocurrió incluso cuando el tratamiento se dio días después de la presencia inicial de α-sinucleína, lo que sugiere que las PAKs de grupo II podrían jugar un papel en cómo las neuronas responden a la patología.

Direcciones futuras

Este estudio abre nuevas avenidas para entender y tratar la enfermedad de Parkinson. Al vincular la propagación de la α-sinucleína a la actividad génica específica y a las vulnerabilidades celulares, los investigadores podrían encontrar mejores maneras de frenar o incluso detener la progresión de la enfermedad.

Mientras que los tratamientos actuales para la EP se centran en aliviar los síntomas, hay esperanza de que atacar los procesos celulares y las redes en el cerebro podría llevar a nuevas terapias que modifiquen la enfermedad. Será necesaria más investigación para explorar estas conexiones y desarrollar tratamientos efectivos para quienes están afectados por la EP.

Conclusión

La enfermedad de Parkinson presenta desafíos complejos, afectando tanto el movimiento como muchas funciones no motoras. Los recientes avances en el mapeo y análisis de la progresión de la enfermedad y los mecanismos subyacentes brindan un camino más claro hacia posibles nuevos tratamientos. Al seguir estudiando las interacciones entre la estructura cerebral, el comportamiento de las proteínas y la expresión génica, los científicos están un paso más cerca de encontrar maneras de alterar el curso de esta enfermedad debilitante.

El camino por delante requiere colaboración entre varios campos de investigación para traducir estos hallazgos en terapias efectivas que puedan mejorar la calidad de vida de las personas que viven con la enfermedad de Parkinson.

Fuente original

Título: Network analysis of α-synuclein pathology progression reveals p21-activated kinases as regulators of vulnerability

Resumen: -Synuclein misfolding and progressive accumulation drives a pathogenic process in Parkinsons disease. To understand cellular and network vulnerability to -synuclein pathology, we developed a framework to quantify network-level vulnerability and identify new therapeutic targets at the cellular level. Full brain -synuclein pathology was mapped in mice over 9 months. Empirical pathology data was compared to theoretical pathology estimates from a diffusion model of pathology progression along anatomical connections. Unexplained variance in the model enabled us to derive regional vulnerability that we compared to regional gene expression. We identified gene expression patterns that relate to regional vulnerability, including 12 kinases that were enriched in vulnerable regions. Among these, an inhibitor of group II PAKs demonstrated protection from neuron death and -synuclein pathology, even after delayed compound treatment. This study provides a framework for the derivation of cellular vulnerability from network-based studies and identifies a promising therapeutic pathway for Parkinsons disease. O_FIG O_LINKSMALLFIG WIDTH=200 HEIGHT=198 SRC="FIGDIR/small/619411v1_ufig1.gif" ALT="Figure 1"> View larger version (60K): [email protected]@134b55eorg.highwire.dtl.DTLVardef@16f4581org.highwire.dtl.DTLVardef@3c491a_HPS_FORMAT_FIGEXP M_FIG C_FIG HIGHLIGHTSO_LILongitudinal -synuclein pathology assessment in 1046 brain regions over 9 months C_LIO_LILinear diffusion modeling derivation of network vulnerability to -synuclein pathology C_LIO_LIPANGEA: assessment of over 19,000 genes in 302 brain regions C_LIO_LIGroup II PAK inhibitor prevents -synuclein pathology and neuron death C_LI

Autores: Michael X Henderson, N. Vatsa, J. K. Brynildsen, T. M. Goralski, K. Kurgat, L. Meyerdirk, L. Breton, D. DeWeerd, L. Brasseur, L. Turner, K. Becker, K. L. Gallik, D. S. Bassett

Última actualización: 2024-10-22 00:00:00

Idioma: English

Fuente URL: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.10.22.619411

Fuente PDF: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2024.10.22.619411.full.pdf

Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Cambios: Este resumen se ha elaborado con la ayuda de AI y puede contener imprecisiones. Para obtener información precisa, consulte los documentos originales enlazados aquí.

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