Brotes de COVID-19 en las prisiones de California: Lecciones aprendidas
Un análisis de la propagación de COVID-19 en las prisiones saturadas de California y su impacto.
Lee Worden, Rae Wannier, Helena Archer, Seth Blumberg, Ada Kwan, David Sears, Travis C. Porco
― 7 minilectura
Tabla de contenidos
- La dinámica de la propagación del COVID-19 en prisiones
- Recopilación de datos
- Investigando las tasas de transmisión
- Seguimiento de la propagación de enfermedades
- Disparidades raciales y étnicas
- Ética y enfoque de datos
- Contadores de casos y tasas de infección
- El papel de los tipos de vivienda
- Long COVID y su impacto
- Los efectos de las disparidades raciales en long COVID
- La necesidad de mejor atención médica
- Recomendaciones para el futuro
- Conclusión
- Fuente original
El COVID-19 ha cambiado nuestras vidas de muchas maneras, y una de las más importantes es cómo se propagó dentro de las prisiones. El sistema penitenciario del estado de California vio brotes significativos del virus, lo que generó muchas preguntas sobre cómo el virus pasaba de una persona a otra en estos entornos abarrotados. Este artículo profundiza en cómo se propagó el COVID-19 en las prisiones de California, los efectos que tuvo y las lecciones que podemos aprender de esto.
La dinámica de la propagación del COVID-19 en prisiones
Las prisiones son lugares únicos porque muchas personas viven muy juntas. Desde hogares de ancianos hasta escuelas, los espacios congestionados son focos de transmisión de enfermedades. Las prisiones no son la excepción. De hecho, han visto algunos de los brotes más grandes de COVID-19. La situación en las prisiones es especialmente complicada, porque una vez que el virus entra, puede propagarse rápido. Es como un juego de la mancha, pero en vez de “tú eres”, es más como “tienes el virus”.
Recopilación de datos
Para entender cómo se propagó el virus, los investigadores recopilaron datos sobre dónde dormía cada prisionero y cuándo dieron positivo en COVID-19. Estos datos provienen del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California (CDCR) e incluyeron información sobre asignaciones de habitaciones, resultados de pruebas y síntomas reportados. Al armar este rompecabezas, los científicos pudieron identificar cuándo y dónde las personas se infectaron.
Investigando las tasas de transmisión
Uno de los temas centrales explorados fue la diferencia en las tasas de transmisión entre los diferentes tipos de alojamiento. Por ejemplo, algunos prisioneros vivían en dormitorios con muchas camas en una habitación, mientras que otros estaban en celdas más pequeñas. El tipo de habitación tuvo un papel crucial en cuán fácilmente se podía propagar el virus. Algunas habitaciones tenían puertas sólidas, mientras que otras tenían rejas que permitían una mejor circulación de aire, haciendo un poco más fácil que los gérmenes viajaran. Los investigadores prestaron mucha atención a estas diferencias para tener una idea más clara de dónde ocurrió la transmisión.
Seguimiento de la propagación de enfermedades
Por cada resultado positivo, los científicos trataron de rastrear y determinar cuándo y dónde la persona probablemente se infectó. No fue una tarea fácil. La gente se mueve, y es posible que una persona sea testeada después de haber sido reubicada, lo que hace complicado señalar el momento exacto de la infección. Era como tratar de encontrar tu calcetín perdido en una pila de ropa; sabes que está en algún lugar, ¡pero buena suerte encontrándolo!
Disparidades raciales y étnicas
Otro aspecto importante de la pandemia en prisiones fue cómo afectó a diferentes grupos raciales y étnicos. La población carcelaria en California no está distribuida uniformemente entre las razas; ciertos grupos, como los individuos negros e indígenas, están sobre representados. Esto significaba que cuando el virus se propagó, afectó a estas comunidades de manera desproporcionada. Los investigadores querían entender cómo estas disparidades se reflejaban en las tasas de infección de COVID-19 dentro del sistema penitenciario.
Ética y enfoque de datos
Antes de sumergirse en los datos, se tomaron en cuenta consideraciones éticas. El estudio recibió aprobación de un comité de ética porque utilizó datos desidentificados; en otras palabras, las identidades de los prisioneros se mantuvieron anónimas para proteger su privacidad. Este enfoque cuidadoso permitió una investigación significativa sin infringir los derechos de los individuos.
Contadores de casos y tasas de infección
Desde marzo de 2020 hasta marzo de 2022, el número total de personas encarceladas en las prisiones de California alcanzó casi 200,000. Durante ese tiempo, más de 66,000 prisioneros dieron positivo por COVID-19. Eso es aproximadamente un tercio de la población carcelaria que contrajo el virus en algún momento.
Curiosamente, el número promedio de infecciones por residente infectado fue de aproximadamente 1.1, lo que significa que muchas personas experimentaron reinfecciones. El aumento de casos fue particularmente severo durante los meses de invierno y primavera cuando los brotes alcanzaron su punto máximo.
El papel de los tipos de vivienda
Los tipos de alojamiento en las prisiones presentaron un desafío único. Los investigadores prestaron atención a si los prisioneros vivían en dormitorios o celdas, ya que estos entornos cambiaron drásticamente la probabilidad de transmisión. Los grupos de prisioneros en dormitorios eran mucho más vulnerables a contraer el virus, mientras que las infecciones en celdas también aumentaron, especialmente en aquellas con puertas sólidas.
Los hallazgos mostraron que las celdas, que se pensaban más seguras, no eran necesariamente menos arriesgadas. De hecho, algunas estadísticas sorprendentes revelaron que el número promedio de reproducción (que indica cuántas personas podría infectar una persona contagiada) era bastante alto en las celdas. Esto desafía la suposición de que los espacios de vida más pequeños son inherentemente más seguros que los espacios más grandes y abiertos.
Long COVID y su impacto
No solo el virus causó estragos al principio, sino que los efectos a largo plazo también eran preocupantes. Algunos prisioneros desarrollaron lo que se conoce como long COVID, una condición donde los síntomas persisten durante semanas o meses después de la infección inicial. Las estimaciones mostraron que miles de individuos enfrentaban problemas de salud persistentes.
Imagina atrapar un resfriado fuerte y seguir sintiendo los efectos meses después; eso es esencialmente lo que es el long COVID para muchos. La carga del long COVID es otra capa de estrés para una población ya vulnerable.
Los efectos de las disparidades raciales en long COVID
El análisis también indicó que la carga del long COVID recaía desproporcionadamente sobre las minorías raciales y étnicas dentro del sistema penitenciario. Mientras que los individuos negros representaban un porcentaje menor de la población total, representaban una porción significativa de los casos de long COVID. Esto también era cierto para las poblaciones indígenas.
Estas disparidades son críticas para entender los problemas de salud a largo plazo y requieren enfoques específicos de salud pública en estas comunidades vulnerables.
La necesidad de mejor atención médica
A la luz de estos hallazgos, los expertos destacan que una atención médica integral es esencial para aquellos que sufren los efectos continuos del COVID-19. Además, la necesidad de mejor atención médica y medidas preventivas es crucial para proteger a las personas de futuros brotes de COVID-19 y otras enfermedades.
Recomendaciones para el futuro
De cara al futuro, hay varias conclusiones clave para asegurar mejores resultados de salud para los encarcelados. Primero, reducir el hacinamiento en las prisiones podría ayudar a limitar la transmisión durante una pandemia. En segundo lugar, mejorar el acceso a la atención médica para los prisioneros, incluyendo servicios de salud mental, debe ser una prioridad.
Asegurar un ambiente seguro es esencial. Los resultados de este estudio subrayan la importancia de crear prácticas que prioricen la salud y la seguridad dentro de las prisiones.
Conclusión
En resumen, el brote de COVID-19 en las prisiones de California destacó varios problemas significativos: la rápida transmisión del virus en entornos abarrotados, el papel de los tipos de alojamiento en las tasas de infección y la carga desigual en diferentes grupos raciales y étnicos.
Al analizar datos y entender las dinámicas en juego, podemos trabajar hacia mejores estrategias para proteger la salud de las personas encarceladas. Esta pandemia nos ha enseñado lecciones importantes sobre la salud pública, particularmente en entornos vulnerables.
Así como no querrías usar el mismo calcetín para dos temporadas diferentes, hemos aprendido que las mismas estrategias de salud no se aplicarán por igual en todos los entornos. Adaptar nuestros enfoques es vital para prevenir futuros brotes y asegurar atención médica equitativa para todos.
Y seamos realistas: todos merecen tener sus calcetines (y su salud) en buen estado.
Título: COVID-19 Reproduction Numbers and Long COVID Prevalences in California State Prisons
Resumen: Prisons have been hotspots for COVID-19 and likely an important driver of racial disparity in disease burden. From the first COVID-19 case detected through March 25, 2022, 66,684 of 196,652 residents of Californias state prison system were infected, most of them in two large winter waves of outbreaks that reached all 35 of the state prisons. We used individual-level data on disease timing and nightly room assignments in these prisons to reconstruct locations and pathways of transmission statistically, and from that estimated reproduction numbers, locations of unobserved infection events, and the subsequent magnitude and distribution of long COVID prevalence. Where earlier work has recommended smaller cells over large dormitory housing to reduce transmission, recommended use of cells with solid doors over those with bars only, and cautioned against reliance on solid doors (e.g., in cold months when HVAC systems can circulate aerosols), we found evidence of substantial transmission in both dorms and cells regardless of the door and season. Effective reproduction numbers were found to range largely between 0 and 5, in both cells and dorms of all door types. Our estimates of excess case rates suggest that as a result of disparities in incarceration, prison outbreaks contributed to disproportionate disease burden on Black and Indigenous people in California. We estimated that 9,100-11,000 people have developed long COVID as a result of infection in these prison outbreaks, 1,700-2,000 of them with disabling consequences, and that this burden is disproportionately on Black and Indigenous people in comparison to the state as a whole. We urge high-quality medical care for prison residents affected by long COVID, and decarceration to reduce the risk of future outbreaks of both COVID-19 and other diseases.
Autores: Lee Worden, Rae Wannier, Helena Archer, Seth Blumberg, Ada Kwan, David Sears, Travis C. Porco
Última actualización: 2024-12-23 00:00:00
Idioma: English
Fuente URL: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2024.12.14.24319022
Fuente PDF: https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2024.12.14.24319022.full.pdf
Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/
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