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La amenaza del H5N1 aparece en la Antártida

El HPAIV H5N1 llega a la Antártida, generando preocupaciones por la vida salvaje y los ecosistemas.

Maria Ogrzewalska, Elisa Cavalcante Pereira, Ralph Eric Thijl Vanstreels, Emandi Campista, Leonardo Correa Junior, Larissa Macedo, Luciana Reis Appolinario, Martha Lima Brandão, Roberto Vilela, Wim Degrave, Fernando Couto Motta, Marilda Mendonca Siqueira, Paola Cristina Resende

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El Virus de Influenza Aviar de Alta Patogenicidad (HPAIV) subtipo H5N1 es una gran preocupación tanto para la vida silvestre como para los humanos. Esta cepa en particular, conocida como clado 2.3.4.4b, ha estado causando mucha angustia entre varias especies, especialmente Aves marinas y Mamíferos Marinos. Como si fuera un giro inesperado en una película, el virus decidió aparecer en la Antártida, donde había estado relativamente tranquilo hasta hace poco.

El Impacto en la Vida Silvestre

En los últimos años, el HPAIV H5N1 ha estado en los titulares debido a sus devastadores efectos en las poblaciones de vida silvestre, particularmente en Sudamérica. En 2022 y 2023, las aves marinas y los mamíferos marinos fueron muy afectados, lo que llevó a muertes generalizadas. No querrías ser un león marino o una gaviota durante este tiempo, ya que fueron de los más perjudicados.

En octubre de 2023, se encontró el virus en las islas subantárticas de Georgia del Sur, lo que llevó a aún más muertes en la fauna local. Y no se detuvo ahí. Para noviembre de 2023, empezaron a surgir informes de vida silvestre en la región antártica mostrando signos de mortalidad probablemente ligados al virus. Los científicos, armados con hisopos cloacales (que suena mucho menos agradable de lo que es), investigaron estos incidentes con urgencia.

La Primera Detección en la Antártida

La primera detección confirmada de HPAIV H5N1 en la Antártida ocurrió el 8 de enero de 2024. Se encontró una gaviota de kelp muerta en la isla Livingston, y las pruebas revelaron la presencia del virus. Usando métodos avanzados, los investigadores hicieron pruebas que en realidad poner a un microscopio de alta tecnología en vergüenza. Obtuvieron resultados sólidos, pero el hecho de que esta fuera la primera vez que se confirmó el virus en la Antártida encendió las alarmas.

Conexiones y Hallazgos Genéticos

El perfil genético del virus se fue armando, revelando que esta cepa pertenecía al preocupante clado 2.3.4.4b. Aunque algunos podrían argumentar que los virus pueden ser altamente adaptables, esta cepa en particular no mostró signos de reducir su efectividad contra los tratamientos típicos. Sin embargo, una mutación que llamó la atención de los investigadores fue D701N en el gen PB2, que podría darle una ventaja al infectar mamíferos. Este detalle es inquietante, especialmente porque el virus tiene un historial de vinculación a un caso humano solitario.

¿Cómo Llegó Allí?

Esto plantea la pregunta: ¿cómo llegó el HPAIV H5N1 a la Antártida? Los investigadores tienen algunas teorías. Aves marinas como la gaviota de kelp o mamíferos marinos como las focas elefante del sur son vistos como posibles portadores del virus. Las gaviotas de kelp, siendo los carroñeros oportunistas que son, podrían haber recogido el virus mientras buscaban comida en Sudamérica y luego lo llevaron de regreso a la Antártida.

Estas aves marinas no solo son ladronas del océano; son conocidas por alimentarse de los cadáveres de otros animales, incluyendo aquellos afectados por el virus. Así que, si ves a una gaviota de kelp mirando el almuerzo de una foca, podría no solo tener hambre; podría estar jugando un papel en el viaje del virus.

El Papel de las Focas Elefante

Por otro lado, también es plausible que las focas elefante del sur tuvieran algo que ver con esto. Estas focas fueron significativamente impactadas por el virus en Argentina, con tasas de mortalidad altas registradas. Si una foca elefante logró llevar el virus a la Antártida, podría haberse propagado a otras fauna local tras llegar a la costa. Podrías pensarlo como la versión animal de un juego de teléfono, pero desafortunadamente, el resultado final no es el mejor tipo de chisme.

Las Implicaciones Más Amplias

La llegada del HPAIV H5N1 a la Antártida no es solo un problema local, sino una preocupación global. Si el virus causa estragos como lo hizo en Sudamérica, podría llevar a consecuencias devastadoras para los delicados ecosistemas en la región. La experiencia sudamericana mostró que más de medio millón de aves marinas y decenas de miles de mamíferos marinos sucumbieron al virus. Imagina la red alimentaria antártica enredándose por culpa de un virus; no sería un panorama bonito.

Monitoreo y Medidas de Control

Para evitar un brote similar en la Antártida, los investigadores destacan la importancia del monitoreo continuo y estrictas medidas de bioseguridad. Es esencial mantener un ojo en la situación a medida que sigue desarrollándose. Lo último que quiere alguien es que este virus se propague sin control, convirtiendo la región en un foco viral.

Las actividades humanas también pueden contribuir a la propagación del virus, y se recomienda que las personas que trabajan con o cerca de la fauna antártica tomen precauciones. Vacunarse contra la influenza estacional e incluso contra la influenza A (H5N1) puede actuar como una red de seguridad.

Perspectivas Futuras

A medida que los investigadores profundizan en la comprensión del HPAIV H5N1, enfatizan que se necesita más información de otra fauna en la Antártida. Conocer el perfil genético completo del virus puede ayudar a proporcionar una visión más clara sobre cómo se propaga y qué medidas se pueden tomar.

Cada descubrimiento y pieza de evidencia es crucial para combatir la propagación de este virus. Los científicos y expertos en vida silvestre necesitarán mantenerse astutos, al igual que las gaviotas de kelp, para seguir el rastro de cómo estos patógenos evolucionan e impactan la vida silvestre.

Conclusión

En última instancia, la llegada del HPAIV H5N1 a la Antártida es un asunto serio que merece nuestra atención. Las interacciones entre la vida silvestre y los virus nos recuerdan que la naturaleza puede ser impredecible. Ya sea que las gaviotas de kelp roben un bocado o las focas elefante sean anfitrionas de un virus, estas criaturas son parte de una intrincada red que influye en sus ecosistemas.

A medida que avanzamos, el estudio y monitoreo continuo del HPAIV será vital para proteger tanto a la vida silvestre como a los humanos. Solo podemos esperar que este giro viral no se convierta en una secuela y que la vida silvestre continúe prosperando a pesar de los desafíos presentados por estos virus. Después de todo, ¿quién no querría ver a una foca feliz en el hielo en lugar de un brote viral?

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